lunes, 11 de mayo de 2009

5.764.801. Del Karbón de Saturno al Diamante de Venus a través de la Flor de Urano y de Baco el Liberado (2)

O KÓMO CRUZAREMOS DEL OTRO LADO DEL RÍO DE LA MUERTE KON NUEVAS LEYES DE MANÚ EN LA MANO ENTRE SIEN Y SIEN

Mandala.
Autoría de mbsuffer. Origen desconocido. Internet.
2009.

(Ver entrada anterior). Antes de abordar mi conclusión quiero subrayar algo que se desprende de lo dicho arriba. Es indudable que no puede pasar desapercibido la cantidad de veces que se señala acá arriba que son las observaciones desde el hemisferio Norte y desde el polo Norte solar las que parecen ejercer roles preponderantes dando a entender, muy sutilmente, que el Norte ejerce una primacía sobre el Sur o a expensas del Sur. ¿Pero fue siempre así? ¿Fue siempre el Norte a lo largo de las Edades más axial, más capital, más influyente y líder que el Sur? Quizás, a menudo, pero no obligatoriamente siempre, en todas las instancias. No quiero sonar dogmático o prejuicioso. Probablemente en ciertos momentos de nuestra Protohistoria, Prehistoria e Historia el Norte marcó la pauta, el patrón, la meta, las direcciones, la brújula, el Norte Magnético y Geográfico; sin embargo, si sólo contara con el Norte sería absurdo e ilógico desde el punto de vista electromagnético, geomagnético, magnetoquímico, magnetodinámico, y pare de contar, porque la reversión y la inversión magnéticas existen. En principio el magnetismo es un fenómeno oscilante, repentino, mutable y en ocasiones impredecible, irracional y violentísimo, sujeto a variables tan misteriosas como enigmáticas. Habiendo estudiado los flujos migratorios de las aves, los peces, los mamíferos, las corrientes marinas y eólicas, los movimientos y cursos de crecimiento de ciertas plantas grandes y pequeñas, hojas, hiedras, flores, insectos, hasta formaciones rocosas y nubes, se comprueba que en ciertos períodos y procesos los seres vivientes se sienten más atraídos ora por el Norte Magnético ora por el Sur Magnético y ora hasta por el Ecuador y los Trópicos de Cáncer y de Capricornio y que así como los seres humanos tienden en un momento dado a seguir corrientes de pensamiento y comportamiento definidas y particulares, desde lo económico y lo estético a lo religioso, que proceden del Norte o del Sur, del Oriente o del Occidente, que quizás a primera vista parecen no tener ninguna lógica, es porque están siguiendo, como los animales, las plantas y las piedras corrientes telúricas, marinas, astrales, cósmicas, que los imanta, atrae y/o repele de un modo u otro y que incluso pueden proceder reiteradamente de épocas pasadas, como sigue siendo el caso de aves que cruzan el Atlántico y siguen dando vueltas alrededor de ciertas áreas donde (ahora) no hay sino puro mar.

El Norte es más masculino, agresivo, avasallante, impositivo, marcial, intelectual, vanguardista y solar que el Sur. Al revés, el Sur es más artista, reflexivo, sensible, femenino, romántico, receptivo y lunar que el Norte. Sin la cooperación de ambos no hay vida, chispa, ignición, marcha. Así será siempre. Hay que equilibrar y armonizar las dos polaridades, sin olvidar que ambas son radicalmente diferentes una de la otra y que por algo creó Dios el Ecuador Terrestre con 9 segmentos o bandas al norte de la Línea, de 10 grados cada una y 9 segmentos o bandas al sur de la Línea, de 10 grados cada una, para un total de 18 bandas o franjas. Así se cuentan desde la Línea ecuatorial cada franja: la primera, de 0º-10º N/S; la segunda, de 10º-20º N/S; la tercera, de 20º-30º N/S; la cuarta, de 30º-40º N/S; la quinta, de 40º-50º N/S; la sexta, de 50º-60º N/S, la séptima de 60º-70º N/S, la octava de 70º-80º N/S y la novena 90º-Polo N/S. La vasta mayoría de los terrícolas viven entre la séptima y primera franjas. No es por casualidad. La Ley del Siete nos marca y nos define un modelo social-ergonómico-cósmico. Las aglomeraciones, ciudades, construcciones, monumentos y sitios preclaros, de corte humanista, intelectual, artístico, científico, cultural o religioso, exacta o cerca de franjas fronterizas o cruces energéticos, catalogados como ley lines ortogeográficos, por cuanto son lugares donde se concentran, acumulan, dispersan e interactúan vórtices energéticos protagónicos y allí el influjo estelar es intenso y agudo (10º N/S, 20º N/S, 30º N/S, 40º N/S, 50º N/S y 60º N/S) y cumplen funciones solares, mercuriales, venusinas, uranianas, con gran actividad y proyección, son: Caracas, a 10N30; Cairo/Giza, a 30N01; Teotihuacán, a 19N41; Londres, a 51N30; Jerusalén, a 31N46; Houston, a 29N46; Denver/Boulder, a 39N44/40N01; Lhassa, a 29N39; New York, a 40N43; Madrid, a 40N24; Helsinki, a 60N10; Stockholm, a 59N20; Bruxelles, a 50N59; Philadelphia, a 39N457; Ankara, a 39N56; Kampala, a 0N19; Libreville, a 0N23; Beijing, a 39N55; Oslo, a 59N55; Porto Alegre, a 30S04; Quito, a 0S13; Tunguska, a 60N55.

Algunas autoridades han escrito mucho sobre el paralelo 30 N o una franja de 30 grados de cada lado de la línea divisoria del Ecuador porque allí, dentro de esa franja o banda de 60 grados están ubicados algunos de los sitios claves en el mundo pero creo que es más preciso y objetivo y no dogmático llevar esta banda (ahora) hasta el paralelo 65º Norte (cerca de Nuuk, capital de Groenlandia) y 55º Sur (cerca de Ushuaia, en la zona argentina de Tierra de Fuego) y así obtener una visión correcta y profunda del rotatorio gran imán que es nuestra maravillosa Tierra. Claro, hay que tomar en cuenta que nuestro globo terráqueo ha sido muy maltratado a lo largo de las Edades y este análisis que he llevado a cabo apenas cubre una extensión geográfica, geopolítica, cultural y social demarcada por el Último Diluvio Universal hace 12.000 años aproximadamente. No están incluidas, por ejemplo, las ciudades de la Atlántida, ahora bajo los hielos y las aguas en el Océano Atlántico y la Antártida (Navidad en el Polo Sur, como intuí en 1964-1965, en París). Ahora, por razones que deben estar enterradas en las simas y profundidades del Inconsciente Colectivo, el dragón y su figura y simbología mítica y fantástica está relacionado con la retrogradación y precesión de los equinoccios por cuanto en los albores de nuestra civilización archimilenaria (me refiero a la mítica, primera, de las civilizaciones humanas, cuando nuestros antepasados extraterrestres se conectaron con nuestros antepasados terrícolas) los pájaros de fuego y trueno y las serpientes emplumadas no eran más que dragones metálicos, provenientes de las estrellas, y a mi juicio este recuerdo y conocimiento es solar e interestelar en esencia y por lo tanto la sabiduría astronómica y astrológica es una e indivisible. No puede desvincularse de la lectura horoscópica en el sentido de la moción solar de las manecillas del reloj u horario como se le suele llamar también. O sea, las Kasas deben leerse de izquierda a derecha al igual que la secuencia de las Horas, en un movimiento centrífugo, como el de la Esvástica Dextrógira. Cyril Fagan localizó un carta egipcia con sólo 8 Kasas que llamó ‘Octóscopo’ y allí las Kasas se suceden o cuentan en sentido dextrógiro y no levógiro, antihorario o centrípeto, como se practica hoy habitualmente. Yo pienso que para leer e interpretar bien y correctamente los movimientos de los astros hay que saber que no todo en Astronomía sigue un mismo curso o movimiento. Por ejemplo, el tiempo sidéreo se mide desde el meridiano local al equinoccio de marzo en sentido retrógrado mientras que la ascensión recta de un cuerpo en la esfera celeste se toma desde el punto Aries al círculo horario del objeto, en sentido directo. Asimismo, hay otra gran contradicción o diferencia. Los observadores del hemisferio Norte ven al Sol “moverse” de Este a Oeste en sentido retrógrado u horario, mientras que desde el hemisferio Sur el Sol parece “moverse” igualmente de Este a Oeste, pero en sentido directo o antihorario. Por eso hay tantas contradicciones culturales entre los pueblos del Norte y los del Sur y porqué el Norte es más bien masculino mientras que el Sur es más bien femenino así como existen marcadas diferencias entre los pueblos orientales y los occidentales, siendo los primeros más femeninos y reflexivos y los segundos, más masculinos y activos. De ahí que sea necesaria la planetarización de la conciencia para lograr la ansiada UNIDAD. Luego, arriba, los planetas rotan en el mismo sentido que el sol (de Oeste a Este) pero no todos. Urano es excéntrico en su rotación y órbita y Venus rota de Este a Oeste. Posiblemente esto haya servido para que los antiguos precolombinos, sumerios, babilonios, egipcios, celtas e indios le hayan dado a ésta última tanta importancia en sus cálculos astronómicos y astrománticos, como se comprueba en la famosa Puerta del Sol en Tiwanaku, erigida antes del Último Diluvio Universal.

En consecuencia y en consonancia, tras considerar las diferencias, contradicciones y antinomias a nivel astronómico, pienso que los astrólogos debieran copiar a los astrónomos: establecer sus cartas del cielo y leer sus particiones, en 12 mansiones solares y 28 mansiones lunares, como si estuvieran obervando el movimiento del sol y el resto del cortejo solar siguiéndole los rastros, pero en sentido horario y retrógrado, tal cual como si estuvieran anotando la posición de los equinoccios y solsticios año tras año a lo largo de la curva elíptica de la Eclíptica ya que al hacer eso estarían siguiéndole los pasos a las mansiones de Dios de un modo lógico y razonable. Si la hora crucial del Poniente es el momento más indicado para comenzar a observar el cielo, también es cierto que el final de la observación debe efectuarse justo antes (orto helíaco) y a la hora de la Alborada, es decir, en aproximadamente 12 horas, las de la Duat egipcia, cuando Osiris recibe de manos de Anubis las almas de los difuntos, las examina, las juzga en calidad de Jefe del Tribunal del Kharma y las envía posteriormente a su próximo destino. Entonces el objetivo final y máximo de la observación nocturna es para anotar minuciosamente lo observado en el cielo nocturno, estrellado y brillante, encontrar los puntos y las líneas más salientes, fulgurantes y significativas en el cielo, marcar las correlaciones vibratorias entre cielo y tierra, descubrir lo que éstas anuncian y presagian, buscando cómo relacionarse, y sobre todo, cómo armonizarse y congraciarse con ellas (punto de partida para la Adivinación y la Interpretación Astrológicas), ya que el poder acumulado por ellas es grandísimo, para luego, a la luz del día, tras la salida del Sol Radiante y alcanzar éste su culminación al mediodía, en el transcurso de 12 horas aproximadamente, armar, formar, elaborar, ejecutar, realizar y producir concreta, visible y notoriamente lo visto, intuido, imaginado y soñado de noche y en especial, a medianoche, punto de culminación y cúspide de la ‘piedra angular’ del Arco Real trazado por la Bóveda Celeste. Eso está claro, parece lógico y, si se hace al pie de la letra, tendremos la fusión y unificación de las dos cruces gamadas –un sólido Gammadión masóniko, con la “G” inicial en el medio, que en la ilustración acá he simbolizado por una pura rosa blanca- en un cuadrado con una cruz griega de brazo iguales en el medio que, si se voltea 90º, conforma un rombo con la misma cruz griega en el medio, la forma estandarizada de muchos papagayos o cometas (que por algo será que les encanta instintivamente a todos los niños y todas las niñas).

Sauvástika con rosa blanca. Ideas cosmológicas del Autor. Portada de El Peregrino Estelar. Caracas. 1987.

¿Y cuál sería ultimadamente el objetivo de tan minuciosa observación intelectual y espiritual como de activa, concreta y visible realización? Establecer varios (mientras más, mejor) puentes de luz irisada y trascendental que permitan crear múltiples canales de tráfico, comunicación y conexión entre cielo y tierra. Para eso se erigían y deberían seguir erigiéndose centros, templos, santuarios, universidades, escuelas, guarderías, anfiteatros, ciudades y aldeas alineadas con específicos sectores del cielo para absorber sus rayos y vibraciones para el beneficio de la comunidad y para devolverles nuestros rayos y vibraciones en signo de agradecimiento. Desde que comencé a pensar seriamente en la conexión intersideral siempre he creído que así como nosotros y nosotras somos antenas receptoras, debido al magnetismo ingénito e inmemorial presente en nuestras células, moléculas y electrones, es necesario que estemos lo más unidos posible al cosmos pues eso nos va a desarrollar, cultivar, refinar y fortificar en todos los sentidos y, si hacemos eso, vamos a poner nuestro granito de arena para optimizar el tesoro común cósmico. Creo que cada parte cósmica debe contribuir con una obligación altruista. Eso forma parte de la misión generosa que cada astro habitado por seres evolucionados debe asumir en pro del colectivo solar, galáctico, intergaláctico y cósmico. Le llegó la hora a la Tierra de formar parte de la Orquesta Sinfónica Universal. ¡En marcha, sintonizados, acoplados, enrumbados, alertas y finos!

Cuando suceda este gran cambio de frecuencia la Tierra dejará de ser un sitio de expiación, reclusión, desgarramiento o rechinchinar de dientes, para emplear una terrible y fortísima imagen bíblica. Sin embargo, para que esa salvación se dé la Tierra debe purificarse, purgarse, limpiarse de tanta miasma contraída durante varios millones de años y llegar hasta ese clave nanosegundo prehistórico cuando las tribus humanas dejaron de soñar y comunicarse directamente con los Superiores y se rebelaron inducidos por su irracional, exacerbada, idiota prepotencia, iracundia, intransigencia y fatua vanagloria que los atrasó y llevó a insularse cósmicamente aunque las clases sacerdotales, más instruidas que el resto de las gentes, hayan construido algunos puentes de luz en sus momentos más conscientes y depurados. No siempre fue así ya que hasta el sacerdocio caía en la mala praxis o magia negra, la ambición desenfrenada, el lujo ostentoso y el egoísmo. Por eso las periódicas catástrofes y hecatombes que han destruido y asolado al planeta pues la comunión con los Elementos dejó de ser un vade mecum diario, nocturno, regular y normal, como al comienzo de la interacción entre Superiores e Inferiores. No es absolutamente necesario ni útil que cada cierta cantidad de años –fatídica periodicidad- la Tierra sea barrida por desastres geológicos y geofísicos por más matemáticas, cómputos, hechizos, sacrificios y reiteradas demenciales obsesiones hayan de por medio. Si la crisis cataclísmica y los traumas suceden consecutivamente, es a causa de la desarmonía general, no sólo entre las masas y los líderes, sino entre la gente y el medio ambiente natural, pues aquí es, en el terreno de las fuerzas cósmicas, donde se desarrolla el corazón del drama planetario y cósmico. Lo más grave, pecaminoso y peligroso son las guerras, los asesinatos, los estupros, las violaciones, el saqueo y pillaje, la desacralización, la violencia sin sentido, brutal, abyecta, necia, estúpida. El caos destemplado que acaba con todo. Al fin y al cabo la Regla de Nueve lo señala perfectamente: si venimos del carbón, del origen inmemorial que se enterró, hundió, fosilizó, pero sigue vivo y presente en nuestra sangre, respiración, células, moléculas, prótidos, huesos, aura y alma, tenemos el deber y la necesidad de retornar: transformar este carbón en un diamante o brillante puro para que su fulgor nos embellezca por dentro, filtre y transforme más y mejor la luz, nos abra cada vez más a las vibraciones del cielo y este contacto espacial nos dé la flor de la juventud eterna, sabiduría cósmica, belleza que transfigura, felicidad que alegra y amor del verdadero.

Sello de Salomón y Ojo Omnisciente de Mitra-Váruna-72-26.000.
Obra del Autor. Caracas. 2000/2009.


Para que lo que dije arriba pueda suceder habrá que poner en marcha, pero de un modo colectivo, el Gran Sello de Salomón. Habrá que abrir las Puertas de la Tierra, del Cielo, crear un nuevo Trópico de Cáncer y un nuevo Trópico de Capricornio, un nuevo Ecuador, y sobre todo un nuevo Polo Norte y un nuevo Polo Sur. Así lo he ido comprobando y constatando porque tiene que indentarse en las entrañas de la Tierra un nuevo monolito crístico de cristal y vidrio sobrenatural que pasme, un artefacto sutil supermagnético, que pueda absorber inteligentemente y en perfecta armonía los nuevos efluvios intersiderales que ya están cayendo como maná del cielo aquí y allá, por ósmosis. Por ejemplo, los artísticos agrogramas místicos ‘forjados’ repentinamente en algunos campos de cultivo en Europa y otras partes son la prefiguración de que los habitantes de la Tierra deben prepararse, alistarse, conscientizarse, trabajar en equipo y dejar de lado odios, rencillas, disputas y diferencias vanas. Para que el planeta se mueva en el espacio cual vistoso hexagrama volador debe haber unión, centro, dirección, volante. Es fundamental. Hay que vibrar con el UNO y el DIEZ que consideran al CERO un CIEN POR CIENTO CON DIFERENCIALES ILIMITADOS. Ya que los objetos, signos y números poseen esporas y bacterias, contrarios y opuestos, es decir, órbitas y rotaciones diferenciales y diferenciadas en un momento u otro, pues las leyes físicas son bipolares, ondulantes, oscilantes y cambiantes, debemos saber que así como hay atracción en un momento dado habrá repudio y luego invariablemente atracción de nuevo hasta que entendamos que lo que cuenta es la conducción de la corriente inducida, que sin luz no hay oscuridad, sin noche tampoco día. Comprender, atesorar y abrazar nuestras polaridades nos ayudará a conseguir la nuez, la chispa nucleica adeénica y areénica, el derretimiento y abrazo indisolubles, la intensificación de la multiplicación abracadabrante más allá de las palabras, la Unidad Original intrínsecamente mistérica, sacrosanta, simbólica, vibrante, latiente, electromagnética, electromotriz, clarividente y clariaudiente.

Segunda parte de los extractos de este trabajo de muchos años.

Caracas, 11 de mayo del 2009