jueves, 17 de abril de 2014

La delincuencia desatada en todo el mundo. Posible preludio del fin de buena parte de la Humanidad a corto plazo, si no nos inmunizamos contra la ignorancia y la maldad.


Cosas estremecedoras, diría que sísmicas e inquietantes, comenzaron a pasar en mí después de mi secuestro express el 5 de marzo de 2014, acaecido una mañana en Caracas, que terminó bien, milagrosa e inusualmente, aunque el mismo ha resultado ser devastador, perturbador, y sigue persiguiendo y taladrando mi ser de modos ciertamente desconcertantes: en la vida los campos vibracionales se interpenetran, nada es entera, realmente lineal, sino concéntrico, coincidente y confluyente, en tiempos variables y oscilantes, a ratos inesperados, igual al campo visual del ojo que recoje toda suerte de impresiones y paralelismos en segundos. Tanto he pensado en lo que me sucedió de imprevisto, rápida y violentamente, tocándome las entrañas, la médula de los huesos, que el maelstrøm o moskstraumen provocó que me fijara en un hecho magnificado a la potencia-n, insano y criminal en esencia, que le ha tocado y está tocando experimentar a millones de seres haciéndolos sufrir horrores pues hay muchas maneras de secuestrar, ocultar, dañar, intimidar, herir, matar y eliminar físicamente. Ahora sé por experiencia porqué existe este dolor y sufrimiento, porqué esta maldad seguirá su cometido sin pausa y la razón por la cual desestabilizará a millones de individuos, hogares y países: hace mucho tiempo que una mafia oculta, siniestra, organizada y apertrechada, con redes en todo el planeta y fuera de él tiene la intención de apoderarse del control del planeta y sacarlo fuera de órbita o hacer que explote, como pasó con el planeta Maldék. Hay hechiceros y hechiceras del bajo astral que siguen adorando y perpetuando la guerra de titanes, dioses y diosas, los imperios del desastre y el odio.

Creo, ahora más que nunca, y lo corroboré el año 2013, que lo que podría acabar, o acabará sin duda con la Humanidad, será la delincuencia, el delito, en todos sus aspectos -como la violación, infracción, culpa, transgresión, fechoría, prevaricación, ofensa, atentado, asesinato, tortura, asalto, soborno, mentira, disimulo, falsedad y agresión en todas sus modalidades y dimensiones. Los efectos se ven a leguas, palpablemente, en la política, la economía, la religión, la salud, la cultura, el armamentismo. Las hordas del Mal, al servicio de las bajas pasiones de Marte, Saturno y Plutón o Urano, astrológicamente hablando, del Terror y el Espanto en todas sus variaciones y denominaciones, están hoy, gracias a la cibernética y la informática más libres que nunca y nos acechan, tratan de masacrarnos, aniquilarnos, atomizarnos, pulverizarnos, volvernos blancos visibles y confundirnos sin impunidad, se sirven de la magia negra, las correspondencias astrales, para destruir, arruinar, corromper. La Humanidad tiene muchos dolientes y son contados los que no están infectados por el SIDA de la abominación y el engaño, incluso nuestros hijos, nuestras hijas, no escapan lamentablemente y se infectan. Son cadáveres ambulantes, neveras bípedas sin compasión que gesticulan y no nos desean el bien. Hablo en serio. Me sonrojo de tanto engaño. Lo veo en Venezuela, convertida en una de las naciones más violentas e irracionales, en Honduras, Haití, Colombia, Brasil, EE.UU., Ucrania, Rumanía, Rusia, Afganistán, Paquistán, la República Centroafricana (ex Congo francés), la República Democrática del Congo (ex Congo belga), Ruanda, Biafra, China, Siria, ad nauseam. Pareciera, salvo excepciones, que los dos continentes que hace millones de años estaban unidos (América y Áfrika) sean los más violentos hoy, los más ricos en recursos naturales renovables y no renovables y los que han causado gran parte de los destrozos en los últimos milenios aunque Europa y Oriente Próximo hayan instigado, urdido y liderizado innumerables conflictos bélicos y comerciales. ¿Por qué? Porque la esclavitud y el terrorismo han sido y siguen siendo la práctica perfecta para humillar, rebajar o apabullar a quien se odia, resiente, envidia o cree inferior por prejuicios necios e injustos la mayor parte de las veces.

Que no se crea que la delincuencia nació, por ejemplo, en la Chicago de Al Capone, Dillinger, Baby Face Nelson. Ni mucho menos. Roma, Asiria, Babilonia, Egipto, el Medioevo europeo, estuvieron plagados de crímenes, aberraciones, perfidias, traiciones y vendettas. El problema es antiguo y visceral, si no vitriólico y vidrioso. Yo diría que arrancó en la Noche de los Tiempos, en épocas anteriores a Moloch y Belial por dar una referencia histórica. El problema es que a estas alturas el género humano sigue lesionado, roto, fracturado a nivel planetario porque está fracturado internamente, a nivel de su conciencia, corazón, cerebro, espíritu; no ha podido aún armonizar, integrar, combinar satisfactoriamente las distintas partes cósmicas con que fue creado, moldeado, conjurado, millones de años atrás por los Progenitores. Sigue actuando a tientas como si no hubiera realmente avanzado desde la Protohistoria cuando era insecto, animal, planta carnívora, elemental en pugna con otros elementales de la Madre Naturaleza. No hemos logrado superar nuestras diferencias y desigualdades biológicas, anatómicas, anímicas, atómicas. Estamos en guerra permanente con nosotros mismos y con la Divinidad. La condición humana está en peligro porque una gran multitud de personas (¡cerca de 7 mil millones!) está más que nunca bajo el influjo del vasto poder del Mal o Desorden, generado desde fuera del planeta por los Raptores insaciables. Seguimos siendo muy influenciados psicológica y psíquicamente por los poderes establecidos en otros mundos que siguen queriendo aprovecharse de nuestros recursos naturales y nuestra desunión general. Lo creo de veras y lo palpo a diario, cuando veo y oigo la tele, compruebo lo que anima e hipnotiza a nuestros jóvenes y estudio cómo se viste y come, leo la prensa, oigo las canciones y los temas musicales, ausculto el pulso de la Tierra y de mi país tan horadado y herido hace siglos. En verdad que me estoy poniendo muy pesimista. No será fácil que los terrícolas alcancen el Reino de los Cielos o de Dios de manera inequívoca. No lo veo nada fácil. ¿Cómo podrá la gente escapar y emanciparse, salvar sus almas, si a sus adorados conductores y líderes no les interesa realmente la vida, dicha y bienestar del prójimo y no saben inculcarnos los preceptos más fundamentales, los 10 Mandamientos de Moisés? Hay que ser poco realista, muy iluso e irracional para no darse cuenta que la violencia que se está desatando está destruyendo cada vez más a las masas, las pocas inteligencias lúcidas y creativas, los nobles y los esclarecidos, los pacifistas y los amantes de corazón, las buenas costumbres y modales señoriales.

Cada vez más vamos hacia una uniformación y univisión de la cultura y el conocimiento y esta uniformidad está matando la inspiración, la genialidad, el descubrimiento, la capacidad de soñar creativamente, la amistad, la solidaridad, el amor y la ternura. Cada vez más los humanos se comunican menos entre sí, se buscan y necesitan verdaderamente, se aman y respetan, incluso se acompañan y refuerzan en los momentos negros, tristes. Sus ciudades se deshumanizan, afean, tornan inaccesibles, menos serviciales, suaves, armónicas, soportan menos la polución, dejan de integrarse con los demás reinos de la Madre Naturaleza porque cada vez pierde más los medios, las herramientas, los conocimientos prácticos y sutiles y deja de entablar una convivencia que la suelte. Cada vez se nota más incomprensión, cacofonía, distorsión en ellas, aunque aún hayan arquitectos, urbanistas, ingenieros y gobernantes que luchan en contra de la deshumanización y la nulidad avasallante que quiere destruirlo y arrasarlo todo, cual incendio mayúsculo que no respeta ni se para ante nada, sólo quema, carboniza, desaparece toda cosa viva y bonita, nuestros propios pensamientos, sentimientos, cuerpos y almas. La inteligencia de la Naturaleza se torna destructiva cuando no se le tiene amor y veneración. Nada sucede sin causa. El macrocosmos y el microcosmos interactúan, son pareja, se necesitan el uno al otro, porque a fin de cuentas nuestros Progenitores nos formatearon millones de años ha para que pudiéramos sintetizar y unir lo externo y lo interno, la Gran Causa con nuestras causas muy pequeñitas y circunscritas. Pero hay que tomar consciencia.

Si no nos rebelamos, pereceremos todos y todas, devorados por la delincuencia, el mal de vida, el mal de alma, el llanto interminable, que no construye, porque es víctima de una Hidra de mil cabezas a la que no le interesa, excita o cree en algo distinto que no sea exterminar y canibalizar. Por eso es muy importante que se sepa bien qué significa el término"revolución" porque todas las revoluciones terminan muy mal, todas ensagrentan la tierra, ponen todo otra vez en cero o patas arriba. Como un desierto. Nada queda en pie pues todo lo que existía o era antes fue barrido por completo. ¿Es lo que desea la Humanidad? ¿Regresar a como era todo al principio de la Historia, sin tradiciones de ningún tipo, sin libros y manuales, sin escuelas y liceos, sin arte, sin nada, devenir de nuevo troglodita, sin fuego, masticando trozos de carne cruda, oliendo a cadáver? Dios nos libre de los dictadores, desde Julio César hasta Pinochet y Castro. Mejor evolucionar, renovarse, refrescarse, resucitar de entre los muertos y las muertas, ascender a un plano superior, el Efecto Mesías, tan poco entendido porque ha sido tan puteado y chuleado por la mafia de los tiempos ignorantes, por granujas y ladrones de energías, según Nietzsche y Miller.

Lo más notorio, inmediato, y en muchos casos dramático, espectacular e inolvidable, que ataca las neuronas, neurotransmisores, sensores, células y moléculas de la memoria, son las películas y documentales y como hoy día éstos nos penetran en números considerables ellos instalan la violencia, el terrorismo y la fuerza bruta sin parangón en millones de hogares simultáneamente. Entonces es posible presenciar el grado de fijación y degradación mental, moral y estética de los cineastas así como las fuentes de poder endemoniado en manos de los ejércitos de productores, directores, camarógrafos, actores, actrices y escritores que se asocian cada vez más con millones de espectadores que piden a gritos y pitos, reclaman, ruegan, insisten por ver, oir y entretenerse cada vez más con historias y escenas criminales, sádicas, feroces, enajenadas, sin sentido, donde pasa de todo excepto una brisa de sanidad mental y emocional. Por supuesto esta brutalidad y degeneración termina afectando a millones de personas y las desquicia e idiotiza tarde o temprano, las hace presas de dictadores, demagogos, déspotas y tiranos de derecha e izquierda. Es fácil explicarse entonces porqué los líderes de masas y los pueblos acaban mal y las cosas no se entienden y pacifican. Es imposible llegar a términos reales pues el Caos, el Mal, lo tiene casi todo controlado y es con mucha pena que constatamos porqué Cuba y Corea del Norte pueden tener gobiernos que ponen a padecer a pueblos postrados que viven en condiciones deprimentes cada vez más sórdidas. No puede ser de otra manera. Pienso que tal como lo analizaba a mis 19 ó 20 años la Tierra va derechito al infierno a menos que una pila de milagros, prodigios, portentos y maravillas nos saquen del accidente y las lunas rojas de sangre dejen de presentarse y sean portadoras de malos o buenos augurios según la óptica que se utilice. La luna llena roja que se vio hace unas horas en gran parte de las Américas sólo puede anunciarnos que pueda que nos caigan encima días muy aciagos en un futuro no lejano. ¿Correrá la sangre por nuestras ciudades, cordilleras y costas? Espero que la calamidad sea la menor posible y que las gentes de buena voluntad se unan, quieran, perdonen, resistan los embates y se convenzan más que nunca de su fuerza interna si la ponen a prueba. Dios nos agarre confesados y confesadas, en estado de gracia, luz y buena salud. Lo que viene será candela, burundanga y candanga, si no nos inmunizamos contra la peste roja y nos libramos de la ignorancia y la estulticia. El cielo está lleno de señales. Estudiémoslas. Esto lo predije más de 40 años atrás, en El Pulso de mi Tierra, y más de 50 años atrás, en El Orgasmo de Dios, y en mis otras obras escritas e impresiones artísticas que sigo fabricando pero que aún pocas personas se dignan conocer y meditar. Acá la charanga se baila pase lo que pase. Sigamos.

Caracas, 16 de abril de 2014