jueves, 22 de julio de 2010

Ningún método o ceremonia y ritual es perfecto e insustituible

Viene de la entrada precedente

Ningún método o ceremonia y ritual es perfecto e insustituible. Ni siquiera los ritos religiosos y más esotéricos o frívolos, por más consagrados, maravillosos, gloriosos, ricos e impactantes que sean, no pueden dejar de sernos indiferentes e insignificantes alguna vez e impedir que no se corrompan, oxiden, envejezcan, mueran y desaparezcan de la superficie de la tierra o renazcan años después con otros nombres, en otras partes del mundo, siglos y milenios después. Es una ley natural pues no hay imposibles. Tarde o temprano lo que creamos aquí abajo regresa y sube hasta la noósfera alrededor del planeta que lo recibe, mezcla y recicla. Lo que hace un genio, un artista, un inspirado, es precisamente eso: se conecta con los electronvoltios de la Matriz Astral Planetaria compuesta del pasado, presente y futuro del cuerpo celeste y succiona de la teta de esta Vaca Lechera ideas, pensamientos, vibraciones, partículas divinas, milagrosas, únicas. De paso deberíamos pedirle perdón a la tierra por los sacrilegios cometidos en la Protohistoria, Prehistoria e Historia. Es una deuda que cargamos y debemos resolverlo.


No obstante, lo que sí debieran hacer ahora los humanos, sobre todo los inciados e instruidos, es descartar y poner de lado sus egos y reconstruir los ritos, los más interesantes y valiosos por supuesto, reconstituirlos, reciclarlos, reformarlos, regenerarlos, inseminarlos de nuevo (es lo práctico, inteligente y generoso), aprovechar sus formas, curvas, proporciones viejas y usadas, sus partes, miembros, restos y cenizas, aspectos y lados buenos, nobles y útiles para crear nuevas formas y figuras que se puedan extender en el tiempo y el espacio, nuevas particularidades, variables, células y ejecuciones que hagan posible que el ritual o el rito de antes resucite y continúe extasiando aunque esté refundado y refundido. Esto mismo hace el arte una y otra vez -cuando lo permiten los egos- y así debiera hacerse en general en todas las áreas de la vida ya que nada muere para siempre: todo es metamorfosis, admirable variación y transmisón de átomos y chips de inteligencia. Por lo tanto creo en la leyenda y la lección del ave Fénix en un cien por ciento pues nos dice que de un compostero cultural pueden salir bellezas.


No creo ni apoyo la Tradición per se porque los signos, los símbolos, los ideogramas e ideoglifos, las combinaciones y los librettos pueden ser ejecutados, interpretados y reinterpretados un millón de veces por lo menos (si son universales). Creo en la tradición y la conservación, también en la innovación, la inspiración, la iluminación súbita, la recreación, la transformación, y sobre todo creo que toda sociedad necesita obligatoriamente, por razones higiénicas, atmosféricas y biosféricas, que cada cierto tiempo, cada 52 años, cada 13 meses de 28 días, por ejemplo, se renueve, se de la vuelta, se cocine, se esclarezca, se produzcan cambios, variaciones, mutaciones y transmutaciones que la refresquen y rehagan, como hace la serpiente con su piel cada cierto tiempo o como hace un árbol al crecer y perdurar que periódicamente añade anillos a su corteza y tronco. Eso de crear o causar «anillos» es para emularlo y meditarlo: un árbol no destruye su pasado, lo anterior, lo viejo, sino que lo respeta y suma, añade, ensancha, dando a entender que se construye sobre lo establecido y se valora lo anterior. ¡Qué modo tan sabio y original tiene el reino vegetal de registrar un ciclo de vida y seguir dándole valía y sentido! Anillos sobre anillos. Debiéramos hacer lo mismo. Eso pensaban los hopis, sioux, comanches, dakotas, iroqueses y algonquinos. No destruíamos por destruir como lo hicieron los caras pálidas que no creían sino en su malsano egoísmo depredador y metálico muy propio de dinosaurios y salvajes.


¿Cuál es la función de un ritual? Pues producir más inteligencia, sabiduría, conocimiento, experiencia; más amor, solidaridad y unión, además de fuerza, salud y longevidad; más evolución, refinamiento y mejoría. Si un sistema de conocimiento y enseñanzas, en dos palabras, un protocolo meditado, no mejora las funciones de una sociedad o una compañía de personas, como si se tratara de un cerebro, un corazón, una vejiga urinaria, un páncreas, un esófago, o un manual práctico de habilidades, entonces el ritual no sirve o no está siendo seguido, ejecutado plenamente y bien, no ha guardado correctamente las claves y los santiseñas, o está desfasado y fuera de lugar. Las condiciones cambian. Quizás haga falta un detalle o dos o tres, quizás sea cuestión de ortografía, gramática, matemáticas, gimnasia, intención y perseverancia o diplomacia, una cuestión de adaptación e instrumentación, clima y geografía, astralidad y paranormalidad. Si un ritual o manual no conduce a la alegría, la felicidad, el compañerismo, la solución de un problema sea cual sea (un ritual debe tener de teoría y praxis a la vez), entonces habrá que modificarlo y reemplazarlo por uno mejor y más actualizado. Como cuando una vivienda no ha sido bien hecha y no se han usado por re o por fa materiales convenientes y convenidos de antemano.


Por eso no hay rito ni método ni sistema social que no sea perfectible en esencia, no tenga en su esencia un grano de vida pero también de muerte o metamorfosis, de oportuno, cambalache y reemplazable, de redimensionado, algún faltante, alguna posibilidad latente. El giro de la Rueda de la Transformación no tiene fin y tampoco debe ser motivo de tormento. ¿Por qué? Porque todo lo que ha sido creado por la mente humana y extraterrícola o divina, en esta Galaxia o en otra, en cualquier dimensión anotada y pensada, está sujeto a la impermanencia, la traslación, la oscilación dinámica, la movilidad, el meneo, la electrodinamia, el yin-yang, la intemporalidad, el 99% digo yo, que imposiblita la estática total, la ley de accidentes y necesidades perentorias. Resulta inevitable que un factor u otro en el camino puede y deberá cambiarse o alterarse en un momento o lapso dado, y corregirse, readaptarse, reasimilarse, et cétera, ya que no solamente ningún ser creado en esta dimensión u otra es real y totalmente finito e idéntico a otro, en esta vida y en cualquier otra (a menos que sea clonado), sino que en nuestra Esencia y Ser Triple y Equilátero hay factores y elementos semejantes y parecidos a los que tienen más seres, ahora o por venir, aunque también es verdad que estas similitudes e igualdades hayan podido ser o serán combinadas de un modo distinto por la Mente Superior, Crística y Cósmica, que sí es puntual e invariable siendo, de un modo perfecto y armónico, omniabarcante, omnipotente insondable, infinitesimal, incalculable, impensable, inimaginable, imperecedera, magnífica y radiante. Tampoco esto debe ser motivo de tormento sino todo lo contrario. Es muy saludable y reconfortante saber que somos parte de una estructura, un organigrama ideado y llevado a cabo por un Súper Mente Lúcida.

Desde que el mundo es mundo, el universo de nuestra vida, que no es sino el reflejo de la mente que habita en nos, está anclado en esta dualidad cosmológica que llega a todas partes y rige todas las leyes universales, por ejemplo, las de la reencarnación, la de la inmortalidad del alma, la de la inflamación del espíritu o chispa sagrada y elemental en el corazón. Sólo lo Increado, si así puede describirse a lo Más Alto y Sublime, al Everest del Shangri-La, reside en el Gran Todo o Gran Nada, si así se prefiere denominarlo aproximadamente. Y digo «aproximadamente» porque NO es posible llegar al centro del Centro. No está permitido, al menos desde
afuera. Ese terreno sacro está reservado al Padre-Madre de Luz. No obstante, si los innumerables hijos e hijas regados por el cosmos tienen la dicha de acoplarse con su Productor, desaparece de inmediato toda noción de Dualidad y Cambio Incesante. Esta posibilidad está abierta a todos y todas sin excepción. Pero requiere trabajo. Tampoco es una idea nueva pues existe desde el mismo nanosegundo que llega a un mundo dado el germen sacrosanto del Espíritu Santo. Sólo a través del Espíritu Santo podemos acoplarnos e integrarnos a la Causa Real Mayor o Real Arco Real de la Presencia Sin Par. Anoche vi un documental y reportaje sobre la vida oculta de Jesús. En 1978 visité la tumba de Issa-Yuz Asaf en Srinagar, Cachemira. Es un lugar idílico. Creo que mi primo hermano fue hasta la India y estudió en los Himalayas. Pero también sé que no todo lo que se ha diseminado acerca de él es verdadero y ajustado a la ley variable de los hombres. Todo ser predestinado vive en varios mundos simultáneamente y hay de todo un poco. Lo importante es que no hay manera de circunscribir y fijar la Mente y hacer que se vuelva tierra por completo. No es lo mismo intelecto que mente. La Mente es una antena que recibe y envía ondas electromagnéticas, es libre por esencia, no tiene dueño, sólo UN AMO QUE AMA EL ESPECTRO ELECTROMAGNÉTICO DE LA LUZ INTERESTELAR. Que perdure y dé vida lo que mi primo hermano hizo y dejó de hacer, que su luz la reciban los puros y libres de fanatismo, dogma y maldad, y que el Reino de los Cielos (que seguro es la manera poética y filosófica de describir un campo fotónico y psiónico con resonancias de altísima nitidez y puntería) nos inspire, libere, encienda y propulse, en el aquí, el ahora y el siempre.


Recordemos lo siguiente: somos interdependientes. Todos también somos diferentes y copartícipes, fuimos creados y recreados a lo largo de muchas existencias de un modo muy particular y original que nos vuelve únicos sobre la faz de la Tierra y allende, y por lo tanto no hay nada que no pueda o deba ser adaptado o readaptado ya que el orden universal de las cosas incita a la integración, la multiplicidad o sinfonía, la armonía, y no tanto a la cacofonía, el desbalance, la desunión, la separación, la alienación y el sufrimiento. Cuando éstas irrumpen hay una disfunción, una anormalidad o una atrofía, una monstruosidad y una decadencia total que la misma Naturaleza corrige y sanea a su manera y según su gusto. Somos máquinas, unas más cuerdas, sensibles y sagaces que otras, pero máquinas al fin y al cabo. Por ello las tiranías, las dictaduras totalitarias, las hegemonías, las uniformidades son la cosa más absurda, insana, irracional, absurda y destructora que pueda haber. Vive la différence!, como dicen los franceses, porque ahí, en la diversidad, la amplitud y la tolerancia radican la felicidad y la armonía, amén de la bonanza, la ganancia, la fecundidad y la creatividad. Basta ver el catálogo de creaciones en los diferentes reinos de la Madre Naturaleza para entender cuán variado, maravilloso y productivo es el imparable caudal creativo del SER SUPERIOR, RADIANTE Y ETERNO, DE LAS GALAXIAS Y SUPERCÚMULOS INTERCONECTADOS, INTERDIMENSIONALES, HERMOSOS, PLURALES, que da abasto para todo porque forma parte del Gran Todo. Hasta lo que parece un despropósito, una arbitrariedad, una injusticia, una zoquetada, una nimiedad, tienen cabida, pues los trazos que emplean el Gran Arquitecto y la Gran Diseñadora del Universo son geniales e indescifrables. Decía Nietzsche que si no puedes maldecir, bendice. Que así sea por amor y alabanza a Alá y las Vírgenes Negras.


Para terminar, diré que es difícil, sino imposible, decir sin equívocos que un método, un ritual, una fórmula, un aparte, un sistema, una ideología, una creencia, una doctrina, una yoga, sea 100% superior a otra. Eso dependerá de cada quien, del cristal de cada ojo y de la conciencia individual, de nuestro nivel y grado de evolución y sapiencia y hasta de la circunstancia, el clima, la geografía y el ecosistema que nos rodea e influye. [Por lo tanto, es hora de dejar atrás las vestimentas negras en los rituales como se prescribe obligatoria y exlusivamente en ciertas sociedades secretas aunque yo no tenga nada en contra del color negro. Reconozco que todos somos hijos e hijas de la terra preta, de la capa negra orgánica de la tierra que nos dio la vida y el sustento, de la concentración e interiorización de la sagrada conciencia, etc.] No hay nada en este mundo y en el otro que no tenga algo de otro. En el reino de la imaginación las imágenes, las proyecciones y las interpretaciones se unen entre sí, como haciendo el amor a la luz de los Elementos. Todo está bien interconectado, entrelazado, entretejido, hermanado, aunque no parezca a primera vista porque el todo es de una complejidad asombrosa y pasmosa. Todo está interrelacionado y equilibrado. Nuestro Universo es una caja mágica de admirables polaridades y centros nucleares, ejes, focos, encuentros y resonancias magnéticas, directas y alternas. Todos los campos magnéticos y eléctricos se tocan e interrelacionan de una manera u otra como todas las gotas de los ríos que caen en el mar y luego en el océano se juntan, convergen, confluyen, confunden y mezclan indefectible e indisolublemente. Vivimos en el reino de la integración, la cohesión, la fusión, la unidad y la unicidad, en una Matriz Áurea que lo unifica todo sin excepción, va más allá de la razón, la lógica, el cálculo. Es un 12 de Neptuno que ninguna máquina podrá abarcar. Sólo puede hacerlo la conciencia del Ser cuando nuestra mente lo permite, tira la toalla soberbia y arrogante, y se tira con amor a los pies de la Shaktî Suprema. Entonces no hay más reglas y normativas, ritos ni grados superiores o inferiores, derechas e izquierdas, ni dinero por supuesto, sólo una Luz resplandeciente y vivificante que lo llena todo y nos da tanta alegría y paz que apenas podemos describirla con lucidez y claridad.


Esa es la tónica del mundo divino, el mundo de lo sublime y lo omniabarcante, increíble, omnipresente y omnipotente, donde los sonidos del Grande OM arreglan todos los conflictos habidos y por haber y se despliega un panorama idílico y cinematográfico que cubre la pantalla de 360 grados que nuestras neuronas desean conocer ¡que sin duda van a conocer! Hay que ir hasta allá. Es la paz, la paz bendita. Cuando se afirma que vivimos en el Uno, que somos del Uno, que esto es lo Primordial y Verdadero, una Síntesis, eso es correcto, está en el guión. Estamos repitiendo lo que los Antiguos afirmaban. Creo en un deísmo fantástico, con milagros, prodigios, arrobamientos, revelaciones y profecías, bastante raro y peculiar lo reconozco, y lo contrario me parece una falacia, equivocación, tergiversación, ofuscación. Me parece increíble y aberrante que se juzgue que la Divinidad es ajena a nuestra suerte. Pero mismo la aberración, la locura y lo absurdo son parte del vasto y complejo ritual que tolera la Mente Superior, Crística y Cósmica. Que esto nos lleve a la paciencia, la imparcialidad, objetividad, cordura, serenidad, beatitud, bondad, a la mar de la tranquilidad y la paz entre venados. Allá quienes se empecinan en hacernos entender algo a punta de pistola, amenazas y ofensivas malediciencias. Si no te respetan, estiman y quieren, mejor aléjate, porque todos los albañiles o masones que se precian de ser estudiantes y obreros de la vida trabajan en pro de un hermoso Templo de Sabiduría, Luz y Amistad que le da la bienvenida a todos los hombres y todas las hembras que se quieren amar entre sí, tolerar sus diferencias, abrazarse en pro de una causa común, perdonarse sus faltas, omisiones y ofensas, más allá de géneros, familias, orígenes, educaciones. Emulemos a la Divinidad que escucha mas no juzga ni condena a priori. Âten pa’ ti y pa’ mí, obrando con buena voluntad, sensibilidad, arte, pericia y tonalidad. A la larga el mejor ritual es el que se hace en silencio, a solas, comulgando con Dios y su despampanante Diosa, sin rollos ni arrecheras, no importa dónde, cuándo, cómo, tras nuestra Estrella.


Por último, te suplico, no discutas ni pelees. Controla tu verbo. Oye y observa a tu mascota aunque sea una pulga. Respeta tu bolígrafo, tu computadora. Coge tierra y frota tus manos con ella. Alza la mirada. Respira hondo. Asimila ese árbol. Ve la nube. Es bueno vivir. Descansa de noche. Mañana será un nuevo día y posiblemente resuelvas un problema viejo. Confía en tu estrella. Perdona a tus vecinos si a veces son tan brutos que tocan corneta por nada o te miran con sorna. Todos y todas estamos demasiado estresados y estresadas. Las presiones sobran. Dios hace Su trabajo mientras tú te olvidas. ¡Qué maravilla! No todo es dinero. Y el Dalai Lama cumplió otro aniversario más. Cuando te quejes y te sientas impotente recuerda que hay otros y otras que la están pasando mucho peor que tú. Ten piedad de tus gobernantes porque muchos no saben lo que hacen ni tienen ni idea de porqué están ahí. Eso lo hubiera dicho Jesús y antes que él, Gotama Buddha, y poco antes que éste, Zoroastro o Amaltea, la ninfa que amamantó a Zeus/Júpiter. Más allá del Bosón de Higgs está el psión de Tåkrã. Investigador, no busques afuera la respuesta que está dentro. Ríe, sonríe, date un gusto, baila, camina, haz deportes, y ganarás unos cuantos meses más de vida. Grita de vez en cuando. No te enfermes por un descuido como le sucedió a Francis Bacon. Ama, haz el amor, viaja, dale la mano a quien te la pide, y calla a veces para que puedas escuchar mejor. No uses un condón a menos que sea estrictamente necesario: irrespetarás a la mujer que vas a acariciar y te acariciará. Nunca está de más consolar al afligido, al desamparado. Trata de no mentir mismo si te cuesta y pesa, aunque una mentirita blanca de vez en cuando no hace mal a nadie y nos quita presión, agravio y dolor. Habla con tu Creador y tu Creadora, les gustará oirte, verás que morirás en paz cuando colapses. O quizás levites y te esfumes en el Nirvãna como hacen los ángeles, las odaliscas en el séptimo cielo, los gatos siameses más finos. Haz tu papel.


Que el azul del cielo, las manzanas azules, los arándanos y las moras azules, los montes azules, el Caballo Azul del expresionista alemán Franz Marc, el período azul de Pablo Picasso, el azul oxígeno, el Buddha Azul, el Krishna de azul índigo, los seres azules de la frecuencia neptuna que planean llegar acá después del 2018, la sangre azul de Prusia de los cefalópodos, como la del pulpo Paul del Mundial de Fútbol, la rosa azul de Takra, etc, os bendigan, abrillanten y tonifiquen con sus colirios, melodías y cromosaturaciones. Que la sepia, roja, blanca y azul Sefarad os llene de alborozo. Que al-Andalus os llene de riquezas y talentos. Que Sinaloa siga allí. Que el Altísimo os conceda Su Luz y proteja vuestra estadía. Que la Gran Madre Rusia os abrace. Que mi amor os llegue ya.


Caballo azul I. Franz Marc (1880-1916). Crédito: www.reproarte.com