lunes, 14 de febrero de 2011

Ophiuchus vel Serpentarius y Serpens (El Serpentario y la Serpiente: 2 Signos-Constelaciones polémicas)

Esta entrada completa otra publicada en este mismo blog el 24 de noviembre de 2009 bajo el título de: El Aristotélico Ofiuco, Preceptor y Salvador de la Platónica Celeste Berenice.

Serpentarius, con coronilla de colores, y Serpens, cogida en sus brazos. Uranometria de Johann Bayer. Augsburg. 1603.


Ofiuco, un tronco de Serpentario espabilado. Este hombre gigante, titánico, luchador, iniciado en los Misterios de Eleusis, no está solo ni desamparado. Encima y alrededor de él, abanderando su flamígera coronilla irisada, hay un enjambre de estrellas rutilantes y fulgurantes, todas radiantes emanaciones del GRAN ADONAI EN LAS ALTURAS que no lo abandona o rechaza sino apoya, protege, guía, orienta y alumbra sus serpentíneos caminos y fulgurantes remolinos peripatéticos o aristotélicos, según algunos, y pitagóricos, platónicos o gnósticos para otros, porque la meta de Ofiuco es la reunión en armonía y la perfección en la algarabía que permite que se complementen entre sí, como serpientes entrelazadas en un caduceo, los molinos de la cabeza, el espíritu y el alma. Debemos luchar y resistir, levantarnos tras caer al piso y, si al perseverar y perdurar, siendo tenaces, constantes e ingeniosos, desarrollando carácter, fé, fortaleza basáltica y granítica, llegamos al reino áureo y maravilloso del destino trazado, a la liberación final y maestría del Dhammakaya, que él sea nuestro modelo: Ofiuco, el Serpentario, quien habiendo vencido a la muy temible anaconda que quería devorarlo en un santiamén la puso a raya y le extrajo su veneno ya que él y sus amigos y amigas en la Luz querían vivir en el Séptimo Cielo y dejar atrás sus envolturas mortales que usaron para cubrir sus delicadas misiones de vida. Este cuadro de Ophiuchus domando a Serpens, la Serpiente (ver acá en esta entrada), su antigua enemiga ya amansada que le abrirá el tercer ojo, para cuando haya un nuevo Cielo y una nueva Tierra, según dice el Nuevo Testamento, se establezca un nuevo y realista cinturón zodiacal de 13 signos y 27/28 constelaciones desiguales y se reforme el calendario, que será soli-lunar y cívico-religioso, es una extraordinaria pieza de iniciación esotérica que será real tras el cambio de los polos magnéticos y terrestres en el siglo XXI. Que mis lectores y lectoras saquen provecho. La estudié a fondo en 1998 en el Manual de Kadonai, en 2000, en Tras las Fuentes de E.A./EN.KI. y en 2002, en El Futuro de Kar.Ëi. El Fabuloso Sistema 7. Este es mi último análisis, mi versión profética y psicodélica acerca de Tupán 2.


Tupán 2. El nuevo calendario civil y religioso, Tupán 2, nombrado así por mí en 2002, en El Futuro de Kar.Ëi. El Fabuloso Sistema 7, tendrá 13 meses lunares de 28 días (13x28=364) más uno o dos días de asueto ceremonial, purificación y reconstrucción planetarias (ver El Faraón Maturkor y Shri Paramhansa Ramakrishna en pleno vuelo simbólico hacia Cygnus con el Karmapa y los Roerich, página 78). El cúmulo estelar de las Pléyades y su cinturón fotónico están cardinalmente vinculados con este calendario y almanaque. Las Pléyades, a 6º de Tauro sideral, anunciarán el año nuevo terrestre. Cada vez que el Sol entre en conjunción con el grado pleyadiano de nuestro Zodíaco (en base al Ayanâmsha de Lahiri-Arbolux que redescubrí el 10 de abril del 2002), el año solar se renovará. Lo vuelvo a poner sobre el tapete porque adicionales investigaciones me han hecho meditar más en Ophiuchus vel Serpentarius y Serpens, dos constelaciones boreales situadas estratégicamente en el cielo. Al igual que los muy Antiguos considero que éstas dos deben tomarse, verse, analizarse, etc, como dos constelaciones mergidas en una sola y no considerarse separadamente, como si una no tuviera nada que ver intrínsecamente con la otra pues eso no es verdad por muchos motivos. Ellas conforman un eje como lo indica su símbolo, el caduceo; dividirlas como se practica ahora es un craso error. Las dos son piezas de una misma relojería celestial. Pareciera que la minusvalía acaeció hace dos mil años aproximadamente cuando la influencia egipcia estaba decayendo, el viejo mundo iniciático se derrumbaba y llegaban los bárbaros. En esencia, pienso que el fenómeno es cultural, significó una escisión y rompimiento con la Alta Tradición. In illo tempore, seguramente en tiempos de las primeras civilizaciones madres oceánicas, las dos constelaciones se consideraban como un cuerpo único de estrellas y campos magnéticos. Este conocimiento es parte de nuestro archimilenario Inconsciente Colectivo o Memoria-K, producto de un recuerdo aún vívido de los Antepasados Cósmicos por hechos protohistóricos que le sucedieron a la Humanidad (viz., el Huevo Cósmico): información que data de la época de los dinosaurios y grandes mamíferos acuáticos y su dramático fin por lluvias de meteoritos, meteoros, erupciones volcánicas y fenomenales cambios climáticos que iban dislocando cíclicamente a la Tierra. Se llegó a un clímax 240-60 millones de años atrás. Hubo un cruce de eones y la Era del Quelonio arrancó 60 millones de años atrás la cual preparó la creación de híbridos y humanos. Nuestra modificación mental profana, producida en tiempos antediluvianos y postdiluvianos, no acaeció por casualidad. Fue resultado de un condicionamiento inconsciente por parte de una élite mal instruida. Todavía no hemos podido superarlo, incluso el Libro del Génesis lo vuelve a evocar cuando hace de la Serpiente el Maligno en persona, cuerpo, alma y espíritu. A mi juicio no es ni justo ni correcto por cuanto A mi juicio no es ni justo ni correcto por cuanto Dios no hizo a los ofidios, reptiles y anfibios por odio y para contrariar a los humanos. Toda vida en un ecosistema vale y sirve. ¿Pero acaso olvidan los humanos que tienen que alzar por su espina dorsal y sus ramificaciones su energía interna, su propia serpiente, la Kundalinî, su ADN-ARN, como señala el caduceo, y llevar este fuego y resplandor hasta la cima de su cabeza para que vuele en libertad y se haga más inteligente y sutil? Es el propósito central de este gráfico de elevación y ascesis y también de cultura. Dios premia y ama más quien se transforma y se supera para bien.

Izquierda. Constelaciones boreales: Ophiuchus, Serpens, Hércules, Corona Borealis. Derecha. Caduceo 2. El símbolo de Esculapio, la Medicina, la Salud en general y la Yoga.


Lo cierto es que Ofiuco, asociado a Herakles o Hércules, en el plano semidivino y mítico, al griego Asclepio o romano Esculapio, padre de la Medicina, de quien se dice adquirió características y la proyección social del sacerdote y vizir egipcio Imhotep, y quién sabe sino de fuentes aún mucho más remotas, sigue siendo identificado con la ciencia y arte médicas, la salud en general, el genoma humano y los vuelos libres de la mente superior y mística. Su símbolo reiterado es el caduceo, representado con dos serpientes entrelazadas y enfrentadas alrededor de una vara alada o con una serpiente bebiendo de una copa y enrollada alrededor de un bastón. Luego hay algo muy interesante: las constelaciones del Serpentario y de la Serpiente son contiguas de la constelación de Hércules que para mí ejerce una función solar. La llamo la Aguja Magnética de los Cielos. Tanto Ofiuco-Serpiente como la Cabellera de Berenice, otra vecina, salen favorecidas con su vibración. Parece entonces que las dos constelaciones serpentinas debieran verse efectivamente como una sola aunque segmentada en tres partes, una energía vibrante, dinámica y matizada que tiene que ver con procesos espirituales, psíquicos, psicosomáticos, fisiológicos, biogenéticos y biotecnológicos. Asimismo resulta más complejo y granado saber que el caduceo se atribuía también a Hermes/Mercurio y por ende a mensajes, escritos, canalizaciones, éxtasis, maestros iniciados reptilianos, teleportaciones, levitaciones, naves espaciales y ovnis, porque los mitos dicen que el conocimiento, la sabiduría, era del dominio de la Serpiente. Las antiguas escuelas filosóficas y ocultistas lo conocían pero lo callaban. Ellas sabían que la verdad no se entendería y aceptaría tan fácilmente, que serpientes emplumadas y dragones de fuego han sido asociados con grandes misterios y poderes.


Ahora este no es el lugar más apropiado por razones de espacio para hablar de ruedas, flores y centros de poder o çakrās; no obstante, no creo que sea por mera casualidad que últimamente se esté hablando de nuevo de Ophiuchus vel Serpentarius como el 13avo. del Zodíaco. Ya a finales de los ’70 y comienzos de los ’80, cuando se publicaron en inglés, en India y EE UU respectivamente, mis dos libros sobre Astrología, Astronomía, Simbolismo, Mitología, etc, señalé que esta constelación iba a convertirse en un hito o mojón astronómico, astrofísico, astrológico y simbólico por varias razones. Es posible que la inclusión de Ofiuco-Serpiente en nuestro Zodíaco solar en Occidente y Oriente le dé de nuevo la razón a los viejos sabios hindúes y a la Luna, sobre todo cuando se llena de luz, fija impresiones y atraviesa el sur de esta constelación cada tantos días. Respecto al calendario y el almanaque personalmente favorecería más un calendario solar de 13 meses, signos y constelaciones que uno de 14 meses, signos y constelaciones (si se toma a Ofiuco separado de la Serpiente) por ser más sencillo y práctico, aunque yo los haya admitido a ambos como equivalentes y pares en el pasado. Finalmente en vez de estar las unidades zodiacales extendidas en arcos de 30 grados cada una, lo estarían en arcos de 27.6923076923 grados que se redondearían a 28 grados ó 28 días cada uno, es decir, un mes lunar.


Por otro lado, en estos tiempos la revolución sideral de la Luna (el intervalo de tiempo que le toma a la Luna volver a tener una posición análoga con respecto a las estrellas) toma diariamente 27 d 7 h 43 min 11,5 s. Así que tendríamos casi una sincronización perfecta entre la Luna y nuestra nueva repartición zodiacal y calendárica. Y eso debe llamarnos la atención porque la Luna y la Noche, aunque no parezca sea tan evidente, nos acerca más al cielo que el mismísimo Sol o Día ya que cuando el Sol se hace presente en pleno día no es posible ver el cielo sino en el alba y al ocaso, y por lo tanto orientarnos y posicionarnos local y cósmicamente se vuelve difícil o indirecto. Finalmente, además de la revolución sideral, también débese saber que las otras revoluciones lunares, como la tropical (lapso necesario para que la Luna vuelva a tener igual longitud celeste. Su duración es de 27 d 7 h 43 min 4,7 s.), la draconítica (el tiempo que tarda la Luna en pasar dos veces consecutivas por el nodo ascendente. Su duración es de 27 d, 5 h 5 min 36 s.) y la anomalística (el intervalo de tiempo que transcurre entre 2 pasos consecutivos de la Luna por el perigeo. Su duración es de 27 d 13 h 18 min 33 s.) tardan respectivamente más de 27 horas y algo menos de 28 horas. Por último, la revolución sinódica (intervalo de tiempo necesario para que la Luna vuelva a tener una posición análoga con respecto al Sol y la Tierra. Su duración es de 29 d 12 h 44 min 2,78 s. También se le denomina lunación o mes lunar.) tarda 29 horas y medio pero eso es normal vista la órbita elíptica, gravitación astral y posición de la Luna en la orquestra del sistema solar que nos corresponde.


Respecto a qué sucedería si nuestro Zodíaco se compone de 13 elementos, quiero señalar que ello obedecería a una estructura iniciática y universal. Existe un prototipo o modelo energético que se repite a menudo en el plano elemental y natural, como en el educativo y social, y es el del «Megacosmos». De nuevo el Factor 13 quizás no sea entonces un error vital, existencial, histórico. Cada vez que 12 elementos naturales o humanos se juntan y conforman una célula hay un eje maestro, un Kristo, Christos o Guru, que los dirige, orienta, impulsa y coordina. Llámese Serpentario, Jesús, Arturo, Zeus, Herakles y sus 12 Trabajos, veremos que un Maestro o una Maestra cuenta a menudo con una docena de ministros y ministras para que se pueda ejecutar una acción a la vista. El dodecágono estrellado y el dodecaedro, un sólido platónico, cumplen esta función solar, radiante, abierta a nivel geométrico y energético. En el caso de una Mesa Redonda de Altos Iniciados e Iniciadas el Maestro cumple la función de un Sol o Rector Universal. Este ejemplo no es único, hay muchísimos más. Así que no ha sido por casualidad que durante siglos y siglos la Astrología contó con doce signos-constelaciones solares principales (y 27 ó 28 lunares). Sólo que ahora la Humanidad va a subir de escalafón o escalón. Es necesario que ingrese al círculo dorado, al reino de la conciencia cósmica, del orgón noosférico, la superconciencia de Aurobindo Ghose.


El 13 es un número-esencia, una cifra phiana importante que sirve de base para distintos cálculos y progresiones y determinaciones naturales a varios niveles. Al número 13 se le relaciona con el Sol y el elemento fuego (Agni, el Fuego, en sánscrito, es el deva hermano gemelo del dios védico Indra que como Señor del Cielo patrocina la mansión lunar Kttikā donde manda Surya, el Sol) que por fuerza y ley se relacionan con el comienzo del año. Todo nacimiento es anunciado por una estrella, una luz, un fuego. También el número 28, aunque no es parte de la Sucesión de Fibonacci, es capital y lo mantengo como base numérica de los 13 meses del año y extensión de los 13 signos-constelaciones. Es normal y lógico que se considere este “nuevo” mes treceavo como estando bajo el patrocinio del Serpentario y la Serpiente y se considere este mes un mes religioso, terapéutico y akáshico más que nada. Todavía no le he puesto nombre. El Año Nuevo debe arrancar en una fecha determinada por el cielo intersideral. La escogencia para conmemorar una festividad tan importante y crucial como ésta debe coincidir y alinearse con una situación estelar como se practicaba antiguamente (todavía en los pueblos primitivos o muy tradicionales la Luna y la constelación donde se torna llena determina el nombre del mes y sus características). Como dije antes, el futuro calendario del año civil y en varias instancias religioso (celebración de equinoccios y solsticios), Tupán 2, se iniciará cuando el Sol esté a 6º de Tauro Sideral, el cual hoy, en 2011 y durante varias décadas hasta fines de siglo cae el 22 de mayo, a medianoche de GMT, bajo la luz de las Pléyades (Tauro 6º), las Híades (Tauro 12º) y Aldebarán, Omma Boos (Tauro 15º). Las Pléyades son parte de la mansión lunar Kttikā o Kārtikā, las que cortan, de las 27 ó 28, según la escuela, mansiones lunares, asterismos o nakshatras (de acuerdo a los hindúes, la lista comienza por Aries 0º y puesto que la observación y monitoreo del cielo y la Luna es acrónico o nocturno, la constelación de Aries siempre se acostará en el Oeste, pues el Sol acá está caído, mientras que en Libra, donde Saturno estudia, pesa las almas, distribuye el kharma y se exaltará siempre representa el ASC primigenio y lo hace por el Este. Esta es la razón del cómo se decidió la melothesia zodiacal y mundana original para todos los Tiempos.). Alrededor de 2100 la conexión precisa Sol-Pléyades se efectuará un 23 de mayo, en base al Ayanâmsha de Lahiri-Arbolux, cuyo último Año Cero y de Unión (cuando los dos sistemas, el sideral y el tropical, el hecho astronómico y el hecho mundano llegaron al mismo punto o grado en la Eclíptica y en el mismo lugar en la Tierra) ocurrió en el Año Capicúa 272 d. de C., origen de mi Ayanâmsha. En 221 d. de C. el Sol Vernal retrogradó a 0º de Aries y se mantuvo en ese grado al nacer el emperador romano Constantino I el Grande pues sólo habían transcurrido 51 años desde 221 d. de C. Para que el Sol cambie de grado en las fechas tropicales de los equinoccios y solsticios, cuando cambian las estaciones, se tarda un poquito menos que 72 años. Como la moción de las estrellas fijas es tan lenta ello las vuelve puntos de referencia ideales y tener a las Pléyades como nuestra principal zona de referencia calendárica y fiduciaria no es mala idea y no va en contra de la Alta Tradición aparte de la fuerte influencia que Tauro ha ejercido en la historia de la Tierra, el sistema solar y la Vía Láctea. En aras de la simplicidad y la practicidad empírica, tendríamos años de 366 días consecutivamente, sin años bisiestos cada 4 años. O seguiríamos con la secuencia 365/366. Probando sabremos si vamos por buen camino. La semana arrancará el domingo, día del Sol Invicto. En un futuro no muy distante nuestro año solar podría disminuir un tanto y llegar a tener 364 días solares medios. La Tierra giraría más rápido alrededor del Sol pero eso dependerá del eje de la Tierra, la fuerza gravitatoria astral y cómo quedará el planeta respecto al sistema solar cuando se precipiten los Grandes Cambios Geofísicos y Astrofísicos en marcha. Como ha sucedido previamente es posible que la Luna se acerque más a la Tierra con lo que la Humanidad crecerá en estatura y regresará el gigantismo con sus gigantes como antaño y hasta hace no mucho ya que los patagones que vio la tripulación del naviero portugués Hernando de Magallanes hacia 1519-1520 no eran muy pequeñitos que digamos (Antonio Pigafetta dixit). ¡Así que Ophiuchus vel Serpentarius, prepárate! OM.


Izquierda. Caduceo 3. El símbolo de Esculapio, la Medicina, la Salud en general y la Yoga. Le sirve de marco una mandálica rosa de los vientos en forma de Chi Rho, un viejo signo que rescató y ha vivificado la iconografía cristiana, a raíz del sincretismo cultural y la síntesis religiosa y universal, aunque no perfecta, lograda en el reino del emperador Constantino I el Grande (272-337 d. de C.) cuando los valores solares contaron por encima de todo y la figura del Cristo Jesús (Josué) se añadió a la de otros despampanantes arquetipos cósmicos barrocos, como Krishna, Buddha, Osiris, Wakan-Tanka, Hércules, Manú, Asuramaya, Ishtar, Tara, Isis, etc.