domingo, 30 de noviembre de 2008

Oportunas reconstrucciones a la Fundación del Sol

El león es el rey de los animales. Él comulga con el Sol y se identifica con sus rayos. Si no lo hace es un león a medias y no un Agente de Luz, Progreso y Valía. La energía que recibe y da se multiplica y puede mantener vivo su Grupo Local y la Galaxia por la resonancia magnética de su rugido que como un trueno fecunda y le da vida a los espacios intersiderales. Quien capta estas resonancias alcanza la Iluminación, la Paz, y se hace fuerte, uno con el Uno. Esta persona es Maestra en su campo y está a tono con los corderitos y el Libro del Apocalipsis que os di.

Neón Brillud


Introito socrático, neoplatónico, gnóstico, escocés y caraqueño.

Dedicado a los Maestros Johannes Brahms, Piotr Chaikovski, Richard Strauss y Gustav Mahler

Nada de lo chiquito, material, incierto y aproximado es absoluto y permanente. Sólo lo son la presencia inmanente, la verdad, la irradiación, la consistencia de Aquello que los sabios y los santos llaman Dios, Ser Supremo, Gran Espíritu, Manitú o el Demiurgo. El nombre lo dice: sólo el Absoluto es Definitivo, Completo, Uno-En-Sí, Circular. Por lo tanto, a Dios no se le puede añadir ni restar nada, ni una sola iota, por toda la Eternidad. Es una Ecuación perfecta. Es una Fundación y un Fundamento-En-Sí. Una Generación espontánea, automática, potentísima, omnisapiente, omniabarcante y fértil. Quiere decir que las creaciones de Dios son perfectas, justas, exactas, puntuales, correctas y buenas, además de salientes e interminablemente reproductoras y orgásmicas, porque entre otras cosas reúnen en un solo bloque todo cuanto haya aquí y allá. Pero siendo Dios igualmente una gradación de vibraciones, como un acordeón, necesariamente Sus creaciones poseen libre albedrío y existen en niveles o posiciones distintas en el Círculo acordes con sus grados de conciencia y luminosidad. A la par, para comprender a Dios y Su Obra, hay que entender que sería estúpido, arrogante y ridículo pensar que la Obra Divina NO pueda ser modificada y mejorada por nosotros y nosotras en vista de que no hay nada que nosotros y nosotras no podamos hacer si, en esencia, como dicen los textos sagrados, los profetas y los iluminados, santos y visionarios exponentes, somos un ápice, una cúspide, un ángulo, una proyección de la Cósmica y Divina Vastedad Circular. Por lo tanto, sepamos y entendamos que Dios mora en nuestro círculo interior. Parece incongruente que, si tratamos de mejorar la Obra, vayamos a errar, al no admitir en principio enmiendas, correcciones, rectificaciones empíricas. Inclusive imaginar que podamos mejorar las Leyes de los Universos, que son 10 en total y 9, los Cielos o Espacios Sidéreos de Existencia, pudiera parecer absurdo, necio, un malgasto de tiempo y energía, porque, deberíamos saberlo, son creaciones perfectas como ya dije. Entonces, ¿cómo podemos estar en conflicto con nosotros mismos? ¿confundidos en nuestro Proyecto Divino? Esto de nuevo es absurdo, no tiene sentido, a menos que NO estemos conscientes de nuestra Divinidad y por tanto seamos y actuemos de un modo inconsciente y parezcamos unos autómatas o zombis o simples aprendices existenciales. Pudiera ser. Entonces la pregunta a este enigma y misterio es: ¿qué somos? ¿una masa crítica de contradicciones y disparidades? ¿qué hacemos? ¿lloriquear y sentarnos de brazos cruzados? ¿cómo hacen en planetas, lunas, soles y galaxias más avanzadas para no caer en la oscuridad, la involución, el canibalismo, la pobreza, la barbarie, la guerra, el hambre, la fealdad, la impureza, el hastío, la enfermedad, la mortalidad, todos males que han trastornado a la Tierra desde tiempos inmemoriales y contra los cuales místicos, profetas, maestros, sabios, científicos, artistas y estadistas han luchado con aciertos y desaciertos? O habrá algo más: ¿qué somos? ¿una creación serial en formación, una espiral logarítmica que para entenderse cabalmente pasa por varias, sucesivas y secuenciales etapas, fases, ciclos, series, programas, composiciones, arreglos y desarreglos que sólo la experiencia espiritual y psíquica más trascendental analiza, percibe y contacta en su justa y extraordinaria dimensión y aplicación? ¿Es la visión y percepción de lo divino de un adepto en éxtasis semejante a la de un simple intelectual, carnicero, taxista, recepcionista, enfermero, niño, imbécil o analfabeta? No, es radical y sustancialmente distinta. Pero podemos comenzar, para comprender mejor este asunto tan complejo y simple a la vez, por lo fundamental y primario y hasta sensato. Porque la respuesta se halla más bien en el CORAZÓN y la SUPERMENTE y no tanto en el análisis de la mente promovido por la razón aunque bien motivada, ordenada y organizada que, según el psicoanálisis, es más bien una Torre de Babel construida por incontables obreros antropófagos y bestiales empecinados en destruirse los unos a los otros sin contemplación ni mesura alguna. Esta locura sistematizada, nazi, odiosa, en dos palabras, la describió muy bien el Maestro G.I. Gurdjieff y su discípulo P.D. Ouspensky.

El estudio y la experiencia, así como el ejercicio de la intuición y del pensamiento relámpago, me señalan que deberíamos comenzar por dar las gracias. Eso es. Gracias a Ti, querido Dios nuestro, Padre y Madre a la vez de toda vida; gracias, porque estamos vivos y vivas y porque siempre lo estaremos de una manera u otra; gracias por el sol, la luna, las estrellas; gracias por el agua, el fuego, el aire, la tierra, el éter; gracias por respirar, por sentir, por poder ser y saber, lo que sea, desde ser un hijo o una hija más de Dios hasta saber que somos parte del Gran Corazón de la Creación; gracias por poder admirarte y adorarte. Si practicáramos esta simple cartilla de ejercicios vivenciales todos los días de 24 horas comenzaríamos por levantar un velo tras otro, una máscara tras otra. No hace falta que reencarnemos diez, mil, treinta millones de veces. No hace falta que meditemos sin parar durante meses en posición de loto o semiloto para que la Divinidad se comunique con nosotros o para que nos transportemos hasta su morada celestial. Basta una sola vida para que nuestra Chispa entre en razón y decida integrarse y recomponer la música del Soplo que lo mueve y dirige todo. Puede ser también que darse cuenta de que es una ilusión y una gran equivocación pensar y creer que nos hemos distanciado del Centro del Círculo sean el verso y el anverso de la moneda o los dos extremos de un fúlgido dorje. Lo cierto es que el peor error o crimen en esta Tercera Dimensión es no darse cuenta que basta estar quieto, in situ, centrado, para comprender que «nosotros y nosotras SÍ somos Dios» y que por falta de lucidez pensamos, nos dejamos sugestionar, por la falsa creencia del: «NO somos Dios» y del «NO nadamos en Dios». Debemos reconocer con humildad, sin desesperación y mortificación, esta locura, este archimilenario mal de la cabeza, reconocerlo sin vértigos ni titubeos y remediar el desfase y la amnesia productos de la mala educación e instrucción recibidas desde la infancia y en la escuela. La Metafísica considera esta Sacra Ambigüedad y Mística Anfibología, al explicar que Dios es el Ser Supremo que anida en nosotros y nosotras. A la vez nosotros y nosotras somos partículas de ese Demiurgo o Ser de Complemento, un Ser-Acto de Creación Doble, invisible y diáfano al comienzo y luego Inconmensurable (1+1), en esencia sinérgico, simbiótico y sintetizador, puro, singular, perpetuo, constante, alegre, sinfónico, bueno, generoso, simpático, fértil, fluido, sinónimo y fuente de inteligencia sana y clarividencia absoluta: un exquisito y fiel dulce taquiónico en espiral con sabor a chocolate criollo. En resumen, cuando damos las gracias al Cielo por tenernos aquí abajo, relativamente hablando, nos estamos comportando como angelitos. En ese momento bajamos la cabeza en signo de respeto, veneración, agradecimiento y reconocimiento, y una actitud de amor puro nos embarga y libera de cualquier depre. Así es cómo debemos ser y actuar la mayor parte del tiempo. Si multiplicamos por mil, un millón, seis mil millones de veces y por cada habitante este gesto angelical, seráfico, cósmico, salvaremos al planeta, lo dejaremos como nuevo de nuevo, le limpiaremos la caca, el hollín, el fluorocarbono y el dióxido de carbono acumulados, la falta de ozono, el recalentamiento, etc, que lo están acogotanto, debilitando y diezmando. Lo que necesita nuestro planeta es que le demos las gracias más a menudo y lo atendamos bien porque él es nuestro médico, enfermero y aistente a la vez. Además de nuestra ambulancia, carro de bombero y camión de basura. Y al dar las gracias oportunamente pondremos en marcha un mecanismo metafísico que llegará al Corazón de la Creación que hará que lo aparentemente contradictorio e insoluble se vuelva inteligible, satisfactorio y grato de un modo que nos parecerá milagroso e increíble.

Cuando nos ponemos a estudiar el cerebro humano, dividido en dos hemisferios laterales, llegamos a la siguiente conclusión: para llegar a un núcleo de energía, fuerza y poder o a un pulsante epicentro de vibración, vida, calor, luminosidad, hay que pasar por diferentes grados ascendentes con sus respectivas intensidades, octavas, magnitudes, frecuencias, ritmos, melodías, cadencias y armonías que no pueden ser sentidos y absorbidos de la misma manera por cada uno de los habitantes del Universo y en consecuencia las resonancias son incontables como son infinitas las estrellas. La Iniciación es un asunto estrictamente individual, real y privado. La experiencia espiritual es un ejercicio solar o estelar tan profundamente singular, secreto e íntimo, que si el maestro o la maestra logra transmitir y pasar a otra persona su sabiduría es porque hubo de por medio mucho amor, cariño, ternura, compasión, confianza, empatía y justa sabiduría. Si el corazón lo capta y asimila, hay iniciación, alta investidura, conocimiento divino y cósmico. Las altas escuelas esotéricas, filosóficas y místicas aceptan de buen grado y respetan con humildad esta regla que no es otra que la sublime y mistérica Ley del Rapport, la Simpatía y la Afinidad, basada en la convergencia, confluencia, conjunción y amalgama de intereses, beneficios y objetivos comunes. En el campo astrológico, la simpatía se detecta al haber relaciones o aspectos Sol-Luna, Venus-Asc, Luna-Luna entre dos o más horóscopos. He puesto a prueba estas sincronías, concordancias y complementos vibratorios una y otra vez y considero que son efectivas y creíbles pero que son también apenas un eslabón más, desde nuestro punto de vista terrícola, de una sucesión cósmica de polaridades atractivas y atrayentes, que se repelen a veces, y se combinan rítmica y melódicamente en el mundo astral de las esferas y los fractales. De no haber una simpatía y un interés común o afinidad cósmica en las gentes hay rollos y disensiones, surgen peleas y conflictos severos y a la larga estas batallas diluyen, degradan y desgastan las energías esenciales, creando círculos y nudos viciosos como tumores que dejan al espíritu exhausto. Por último, el discípulo o la discípula queda dudando si es verdad que a Dios le parecen encantadores inventos como el gramófono y el iPod y gustos como el de pelar un manguito o un cambur. A fin de cuentas, como todo ultimadamente se relaciona con todo, aunque haya disonancia y cacofonía de por medio y parezca que este juego deportivo u obra de teatro carece de sentido y coherencia, puesto que todo es parte del increíble ajalai de Dios, si el maestro o la maestra no nos hacen sonreir y reir a carcajadas, dan paz, dicha y alegría, es porque algo no está bien en ese cuento y cántaro y más vale ponerse a jugar metras en solitario que obligar a todos y todas con un látigo en la mano (como hacen tiranos, déspotas y demagogos) a refundarse y reconstruirse ladrillo por ladrillo. Lo cual indica que para triunfar a nivel interno (y no necesariamente a nivel externo) es mejor seguir la senda que nos traza y alumbra con sus lucesitas el Divino Pastor en el corazón. De esa forma seremos unos Agni Dei y Dios protege a sus Bienaventurados y Bienaventuradas si obran con amor e inocencia práctica. Confiemos en el Plan Maestro. Con lo que el lucido cordero no tendrá que temer al león cuando éste ruja aunque afuera truene y relampaguee y caigan centellas del cielo cual flechas de plata. Más vale cristofué en mano no malandra que diez mil piedras tiradas para matarlo y asarlo y pasar por desgraciado y desalmado a los ojos de los demás.


PS. El texto original que me sirvió acá de apoyo para realizarle ciertos ajustes y correcciones constituye el Prólogo de Los 7 Cuadernos del Sol que compuse en el año 2000. La ilustración que encabeza este escrito es: León Áureo-Sol Naranja-Septil Azul 2. Obra del Autor. Caracas. 2007. Y la que está arriba es: Representación del Demiurgo según la escuela gnóstica. Atributos de la metamórfosis y la unión con símbolos de poder en una gema de origen gnóstico, donde la deidad tiene cara de león y cuerpo y cola de dragón. Y finalmente la ilustración que cierra es: Kadosh Interestelar 773/Estrella-Ojo-773-2. Obra del Autor. Caracas. 2002.

Caracas, 30-11-2008
El libro abierto de la Luz del Kordero Santo y Verde. Versión del Autor. Caracas. 2008.

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