martes, 25 de agosto de 2009

El Calendario Gregoriano es incorrecto. Está mal calculado. Jesús no nació en el Año Cero. 2009 no es 2009. Pero el Sol sigue siendo Sol. (3)

Moneda de Constantino el Grande. Colección Molnar. El Sol Invictus, cual Apolo, Dios de la Luz Invencible y Eterna, sosteniendo el globo terrestre en calidad de soberano del mundo. Esta misma idea fue luego copiada por entero por la iconografía y el ideario cristianos y forma parte de la Tradición Ancestral Universal en donde el Señor Todopoderoso o Pantócrator reina de un modo absoluto sobre los mundos y las esferas. De esta manera, copiando una vieja fórmula celestial, surgió el derecho divino monárquico en Occidente, el cual es correcto en esencia, pero que ha resultado ser un desastre incontables veces en Occidente y en Oriente. ¿Por qué? Porque el derecho divino reposa sobre la Iniciación a los Misterios Mayores. El monarca debe ser un Alto Iniciado o una Alta Iniciada; de lo contrario, será un tirano, demonio, demagogo o déspota. Apolo y Venus deben reinar en su alma y corazón. Ostium sum.

La celebración del Sol Invictus festejaba la culminación de los 3 días y pico necesarios tras el solsticio de invierno (entierro del Sol) para que el Sol (Cristo, en este caso) comience a emerger (Resurrección o Renacimiento) desde el seno de la tierra negra (Virgen, Madre Tierra, en estado de reposo estacional) luego de haber perdido y recortado gradualmente su brillo semestral (a partir del solsticio de verano) y morir, simbólica y físicamente, la noche del 21 de diciembre de cada año, hora del solsticio de invierno en el hemisferio boreal, cuando el día del año es más corto y sombrío. Todos estos eventos simbólico-mágico-biológicos tienen sus correspondencias astrales y por eso durante milenios la compleja y surrealista tradición teofánica, hierofánica y teosófica ha perdurado intacta a pesar de las mutilaciones que se le han querido endilgar. Esto lo sabían los iniciados soberanos magos-guerreros de la Luz de las Escuelas de Sabiduría (Cinturón de Orión-Sirius) durante la época precristiana y primitiva y por eso se preparó la historia evangélica apócrifa y se coló el Apocalipsis de Juan porque era necesario abrir un nuevo Portal o Merkaba en Oriente Próximo que con el tiempo irradiara su fulgencia a todas partes del planeta y durante todo el tiempo que fuera necesario (hasta hoy). La formación del cristianismo y luego de la Orden de Nuestra Señora de Sión, la Orden de los Caballeros Templarios, la Orden Rosa-Cruz y la Francmasonería tenían como fin sacralizar el planeta, imbuirlo de nuevas energías y propósitos, para que eventualmente el cristianismo, el budismo, el taoismo, el confucionismo, el sufismo, el hinduismo, el mazdeismo, y los demás ismos terminaran fusionándose y formaran un cuerpo homogéneo de luz con creencias universales, apocalípticas y metafísicas que trascendiera los paradigmas anacrónicos. Esta era la intención esotérica, gnóstica, fundamental, real, profética y visionaria del cristianismo, en el momento de su concepción y creación astronómica-mítica-poética-metafórica-alegórica-electrónica en los años 7-6 a. de C., que a pesar de que fracasó o fue parada salvaje e intempestivamente en ciertos momentos, como cuando la cruzada albigense o cátara, hoy, igual a la leyenda del ave Fénix, emerge de las cenizas como por arte de magia y de un modo inusitado, fantástico, para que los humanos puedan seguir ascendiendo y evolucionando y dejen atrás su largo pasado bestial e infrahumano, su esclavitud a manos de falsos dioses y diosas, nazis por excelencia, como su aislamiento intersideral y galáctico.


Aries. El Carnero y la Estrella del Mesías. Colección Molnar. Interesante secuencia sinóptica, astronómica y simbólica. Pauta de los eventos claves durante el año 6 a. de C., que según Michael Molnar produjeron el nacimiento del Cristo Jesús o, precisado con exactitud matemática, del movimiento mesiánico y profético del Cristo Cósmico en que se convertiría ultimadamente el cristianismo suplantando y fusionando varias dicotomías, entre ellas la dionisíaco-apolínea, la intransigente sucesión fenoménica hebrea y la interminable sucesión fenoménica egipcia y fenicia. El cristianismo es la antesala para una síntesis de milenios de creencias y cultos rivales y hace del Amor, la Luz, el Perdón, la Compasión y la Reunión los nuevos caminos al Ser Planetario que Joachim de Floris preanunció y el cual florecerá próximamente luego del Juicio Final y la Remisión de los Pecados, todas consecuencias miliunochescas de ignominiosos y falsos Protocolos de Sión y Shirãz.


Recapitulando, pienso entonces que los eventos que prefiguraron y determinaron las causas para el nacimiento del cristianismo o mesianismos de Juan y Jesús fueron principalmente las apariciones de varios cometas, entre ellos el de Halley en el año 12 a. de C., y las tres conjunciones de Júpiter-Saturno en mayo/ junio, septiembre/octubre y diciembre en el año 7 a. de C., acaecidas todas en tiempos del poderoso emperador romano César Augusto cuya gran capital, Roma, sirvió de nido a la religión más universal de todas que propició las más grandes contradicciones espirituales, éticas, políticas, sociales, artísticas, científicas, industriales y tecnológicas. Las Escuelas de Sabiduría debieron tomar nota de estos acontecimientos históricos, planetarios, meteóricos bastante poco frecuentes porque algunos ocurrieron en un solo año y otros en pocos años. Pero para que “naciera”, “brotara”, “germinara” un gran movimiento así, evangelizador, eucarístico, epifánico, profético, idealista, y sobre todo visionario y electrónico, que pudiera ser constatado y confirmado por 3 Reyes Magos Iniciados, en sincronía y bajo el espectro y link con la Nebulosa de Orión y el Cinturón del Cazador, Uru-anna, y el fiel Can Mayor, y con el patrocinio de la real constelación de Aries, en donde, según mis estudios, a 00º00’00” se encuentra el Grado del Mesías, era necesario que terminara de suceder la tercera –en diciembre- de la tres conjunciones en la constelación de Piscis y pasara Marte, co-regente de Aries, cerca a comienzos del año siguiente. Ergo, resumiendo, pienso que el “nacimiento” de los dos primos profetas, Juan, primero, y luego, Jesús, ambos muy influenciados por el antiguo saber atlante, egipcio, budista e hindú, materializando los Dos Peces del signo de Piscis, debió tener lugar en el año 6 a. de C. Asimismo, la ocultación en el Este de Júpiter por la Luna el 17 de abril de ese año fue un evento que precipitó más todavía lo que estaba despuntando en el Levante y que diferentes pueblos, como los chinos y coreanos, relacionaron con el brillo y el movimiento de varios cometas y, porqué no, de alguna que otra nave extraterrestre que podía cambiar su curso y estacionarse. Además, Johannes Kepler, en 1614, descubrió la explosión de una nova en el pie de Serpentarius. Pienso que posiblemente esta supernova tuvo que ver con el magno evento y la confluencia de ciertas y específicas energías concordantes y convergentes porque hasta ahora los cartógrafos no han descubierto y apuntado otras supernovas recientes que nos hayan podido impactar electromagnéticamente.


Para entender lo que encierra el misterio de los Dos Peces del movimiento mesiánico que fueron los untados Juan Bautista y Jesús hay que interpretar correctamente el ideoglifo astrológico y astronómico. De los dos enviados o misioneros Juan fue el público, el exotérico, el recalcitrante, mientras que Jesús fue el supersecreto o esotérico, el dulce y variable, y por eso no se sabe prácticamente nada de él y las historias que los Evangelios reportan son casi todos cuentos de camino, puras fantasías, inconexas extrapolaciones mediterráneas cargadas de misticismo, alucinaciones y exagerado fanatismo. Pero eso era exactamente lo que querían las Escuelas de Sabiduría para que el mensaje uraniano-neptuniano-plutoniano-persefoniano-venusino se difundiera y fuera universal en el sentido que tiene el término griego katholikos. El cometido se logró y yo diría que, como todo movimiento inspirado, idealista, visionario, holístico y milenarista, pavimentó el raudo camino autopístico para que pudiéramos abordar el siguiente escalón: la Venida del Cristo Maitreya que vendrá a fumigar, sacar la maleza y pisotear los oscuros y dementes virus y microbios de la mente, el corazón, el alma y el cuerpo de la Tierra, juzgar a los vivos y a los muertos y redimir a los encarcelados y condenados al destierro, con el fin de presentar a la Nueva Humanidad un Nuevo Paraíso Terrenal con lo cual se cerrará un kalpa más, uno de los más oprobiosos y tenebrosos que han habido. Si contamos que un kalpa común y corriente o término medio dura aproximadamente 16 millones de años entonces el kalpa que cerrará pronto coincide con la lluvia de un meteorito o de varios meteoritos que parece cayeron de la zona de Orión y cuyos fragmentos son las vidriosas y verde oscuras moldavitas y negras y grisientas tektitas. ¡Nos vamos a deslastrar y eso será gracias a buena parte de quienes en el pasado se sacrificaron para bien de futuras generaciones!


Por último, no entiendo a los astrólogos y esoteristas que se confunden en cuanto a cuál es la vibración astral que exhala o emana de Israel y del pueblo hebreo en su totalidad. Para mí es incontestable: Aries rige a Israel y Palestina y los astros son Sol, Marte y Plutón. Pero también los domina Géminis, especialmente a partir de Abrahán, pues basta leer la laberíntica historia de estas dos naciones hermanas para comprobar cuán cerca han estado de destruirse y exaltarse una y otra vez una a otra. Así que apoyo la intuición e investigación de Michael R. Molnar respecto a la ocultación de Júpiter por la Luna (ver la ilustración, sacada de su libro, The Star of Bethlehem: The Legacy of the Magi). Cuando Júpiter y Saturno entraron en Aries el Mesías de los judíos había nacido ya. En Aries radica la exaltación del Sol y la caída de Saturno y los dos son enemigos, opuestos, contrarios, pues uno aspira a la gloria y el otro, desea pasar inadvertido, y no debería extrañar cuán cuesta arriba le ha resultado al pueblo judío como al pueblo palestino alcanzar el estrellato, la gloria, la supremacía, la liberación y la admiración. Como Saturno es dolor, aflicción, enfermedad, muerte, soledad, resistencia, gobierna las artes y las ciencias ocultas y concretas, se entiende su pasión por las matemáticas, la ingeniería y los hechos materiales y tangibles, pero también su gusto por la abstracción, la especulación, la contemplación y la meditación. La Kabbalah, el Zohar, la Torá, el Talmud, se ocupan de esoterismo y los hebreos en general son muy conservadores, tradicionalistas, sectarios y religiosos, igual que los palestinos, árabes y musulmanes, y entonces ¡quién negará la profundidad, la elevación, la gracia, el lirismo y la imaginación de algunos filósofos, místicos sufíes, escritores y sabios de la lengua árabe que nos han embelesado con su profundo y decorativo pensamiento tan caligráfico como imginativo y fantástico, qué esplendor, qué preciosidad, qué éxtasis! Ya que ningún pueblo está exento de contras y pesares eso vuelve necesario y saludable la interrelación entre países, razas, mentes, corazones. El problema palestino-israelí me recuerda el problema del cerebro humano, nuestra asombrosa central bipolar. Tenemos dos hemisferios cerebrales completamente distintos y ambos son absolutamente necesarios e indispensables para que funcionemos. Lo que sucede en el hemisferio austral terrestre sigue una pauta igual que la del lóbulo izquierdo del cerebro pero con 6 meses de diferencia respecto al otro hemisferio, el boreal, además nuestro eje alrededor del cual damos vueltas está inclinado en 23 grados y pico y por si fuera poco giramos también alrededor del Sol. ¡Giros más giros derviches! Nuestros lóbulos hemisféricos cerebrales corresponden a este esquema geocósmico, cada uno tiene funciones, ritmos y particularidades únicas y diferentes; pero el fin es emparejarlos lo más posible uno con otro para que las ideas, las emociones, los sentimientos, la parte motora, la líbido y el psiquismo estén bien y en armonía. Lo ideal es que ambos hemisferios trabajen juntos y coordinamente. Eso mismo deben hacer palestinos e israelíes porque sino desaparecerán e igual deben hacer todos los habitantes sobre la Tierra. Mediante la paz y la armonía habrá más evolución, prosperidad y sabiduría, y nuestras órbitas y rotaciones serán más fluidas y mucho más certeras.


Caracas, escrito durante varios días de la semana pasada y la presente, bajo luces franciscanas, recordando todo lo que amé, padecí, defendí y recordé en Assisi y que hoy me sirve para dar testimonio del legado verdaderamente cristiano y crístico.

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