martes, 27 de abril de 2010

Mantram para el Ascenso

Mantram para el Ascenso. Para quienes quieren subir de grado y llegar hasta los lucientes Maestros Ascendidos de la Real Noósfera bajo la Bóveda de Crucería


¿Qué es un capitán sino un limpiabotas pulcro de mente y hábil cepillo? ¿Qué es un general, sino un barrendero con mano firme y escoba bien hecha? ¿Qué es un maestro de sabiduría sino un chofer que lleva con aplomo a quienes se montan en su carro y se las ingenia al llevarlos? ¿Qué es una santa sino la hija de todas las madres en el vecindario? ¿Qué es un presidente o un primer ministro sino un agente de seguridad que día a día chequea los semáforos a ver si marchan bien y están sincronizados? Ejemplos hay millones y pasan desapercibidos.


Es normal que los humanos, las bestias, las plantas y hasta los minerales aspiren a mejorar su estatus de vida porque si los divinos también lo sienten parece entonces que sea un proceso con causa y efecto a escala universal. También los sistemas cósmicos lo practican. La diferencia estriba en los deberes y derechos, en las responsabilidades y tareas correspondientes, en las respectivas y hasta solitarias misiones en ciertas esferas muy elevadas y termonucleares. Pues todo en el Todo converge, confluye, se aproxima y desemboca en un delta único, colosal, macrocósmico. Y, si todo no aspira de buena voluntad, lo hace a regañadientes, obligado por una Gran Fuerza Sutil que le da instrucciones. Todo conspira. Después de todo cualquier fluido es gobernado por una Energía poderosísima que obliga a la mejora y la excelencia aunque hayan tipos de humanos y humanas que lo nieguen y escondan y no lo entiendan muy bien o rechacen de plano e incluso la peleen salvajemente con infinita crueldad. Así como las burbujas en el agua suben hasta la superficie por una corriente natural de ingravedad o menor gravidez que las atrae y sea posible que por medio de una bomba de agua se haga subir el agua desde un tanque o pozo subterráneo donde ha sido almacenada también es comprensible que en muchos niveles de vida exista la buena disposición, aspiración y tendencia a subir de nivel o grado para acercarse cada vez más a un foco mayor de luz, ser y energía. Todo entonces en los mundos sigue una escala en espiral o serpentiforme de órdenes, tipos, valores, virtudes, cualidades y cantidades y en nuestro universo de nociones, leyes, reglas y capítulos los factores y valores han sido mentalizados, ubicados, arreglados, dispuestos, combinados y celebrados de tal forma que no haya nada que sea absolutamente estático, inmóvil, quieto, muerto, fosilizado e inservible, y, en consecuencia, todo deba ser obligatoria y necesariamente reciclado, regenerado, rebobinado, retroalimentado, ad infinitum, por una serie infinita de razones muy ponderadas que van desde cepillarse los dientes todos los días hasta tomar un vaso de agua cada tantas horas. Pero eso sí, cada ascenso, cada grado adquirido, cada pericia y don ganado debe ejercerse con paz y ciencia y sentido de responsabilidad y servicio al prójimo, la sociedad y el mundo. De lo contrario, te quitarán las charreteras, las medallas y condecoraciones, los privilegios, el bastón de mando, hasta el saludo y la genuflexión te la negarán y te dirán ‘chao pescao’. Como le pasó a Milosevic, Karadzic, Noriega, Eichmann y Hess.


También es muy cierto que, a partir de un cierto grado o nivel, la ascensión no es igual como en los demás escalafones o como se practica en otros estándares y segmentos de vida más conocidos o superficiales, como por ejemplo en el gremio de los carniceros, albañiles, mamposteros y ferreteros. En el sector que estudiamos acá no se trata de acumular más, almacenar más, engordar más, escenificar, demostrar y producir más, sino todo lo contrario: llegar cada vez más al vacío completo, a la nada más grande y esplendente, a la simplicidad y transparencia más inmediata, a la fusión más lograda y total, y quizás, para asombro de muchos y muchas que se empeñan en tener y mostrar más y cada vez más, en desaparecer de los mundos visibles y conocidos por la mayoría para adentrarse y ser copartícipes de lo innominado, desconocido, invisible y fulgurante, y vivir en la materia oscura y brillante a la vez donde reina y funciona la energía aparentemente más enceguecedora e inhumana o más allá de la humana, corporal y grasosa, que es la que ultimadamente impulsa, anima y le da sentido y dirección al Universo.


Para adentrarse en esta materia y energía muy distintas de lo convencional y popular hay que anular lo más posible todos los egos, desbancarlos sin piedad ni conmiseración y bajarlos de su pedestal de mármol, acero galvanizado y bronce, porque se entendió que los egos son los peores tiranos, déspotas, mentirosos y chupasangres que hayan podido materializarse y ellos, que no son gafos, se aprovechan de nuestras debilidades, handicaps, vicios y escapes para tomar el control de nuestro módulo vulnerable a nivel cerebroespinal y emocional para adueñarse de nuestra voluntad tan desigual. Basta con quedarse con un 5% de cada uno de ellos por razones elementales para que los muy desgraciados nos sirvan de vacuna e inmunicen al aspirante que anhela llegar al Resplandeciente Vacío Total (no hay mal que por bien no venga). Si lo logra, bien, podrá dormir en paz aunque a mil leguas de su descanso lo tomen por loco, desquiciado, vago o inútil. ¡Qué más da, el mundo es una ensalada de victorias y fracasos, realizaciones y frustraciones, y cada quien puede encontrar su paz, consuelo y sostén en las cosas simples de la vida que la mayoría toma por insignificantes y tontas, absurdas o incomprensibles! Ejemplo: haz reir a los demás y verás que hasta un asno puede cantar una ranchera mejicana.


En vista de lo cual, repite conmigo este mantram: no hay nada que valga realmente la pena fuera del radio de tu ser al que no siempre consideras y valoras aunque creas haber llegado al pináculo de tu saber, riqueza material, fama, influencia y legado. Porque eres una hoja más, inmersa en clorofila y rocío de madrugada, sabiendo en lo más íntimo de tu ser que cada vibración que mueva tu espíritu es un regalo, un reto que Dios te manda, que nunca dejará de alimentarte y sobarte aunque no siempre se entienda Sus reprimendas. Eres una criatura hecha con mucho trabajo, amor y esmero por la satisfacción universal que se precia de tenerte en sus brazos y enseñarte todas las maravillas que están a tu derredor y puedes conocer con tu chispa-ser. Eres viejo como la piedra más vieja de la cual te enteres y a la vez estás renaciendo a cada momento conjuntamente con cada átomo de tu cuerpo que no cesa de vibrar, vivir y revivir, hasta que estés listo para otra existencia en gestación en este plano o en otro. Viniste al mundo cuando vino al mundo de las formas y apariencias la coagulación, la comunión, la intercomunicación, la confluencia y convergencia de muchas corrientes cósmicas y eso te hace único o única, tan importante y a la vez tan pequeño o pequeña como la hormiga que corre bajo tus pies a toda velocidad y con propósitos muy definidos. Eres uno y una con el Ahora que jamás dejó de ser y estar presente, ese Ahora que difundió el Big Bang que los físicos están tratando ahora de investigar con una máquina de hadrones que jamás podrá interpretar todos los corpúsculos cosmogónicos con entera transparencia. Por eso, todos los relojes son perecederos y relativos. Estás más allá de la luz de tu mundo porque ella es solamente una luz, un recuento, una medida entre muchas. No dejes que lo que oyes y ves te vuelva sordo y ciego. Son bambalinas y pachotadas porque a la luz del Gran Universo todo es y puede ser movido, movilizado, cambiado, transferido y transplantado, y por eso tu mantram debes recitarlo a cada instante y él debe ser tu agenda particular que te lleve a buen puerto, al corazón de Dios, al corazón de tu ser, para que entiendas y oigas cómo late y porqué late este mundo donde estás por ahora, en este cuarto relativo donde también hay un Absoluto, un Ahora eterno a todas luces, que permanece con sus creaciones y productos en una especie de nucleolo enamorado y cohesionado en el centro de la colmena de miel de abejas laboriosas que hacen su trabajo contentas y satisfechas. Cualquier elucubración, juicio o ideología está de más, si parte de lo subjetivo. Amén. Que la luz del mantram que debes pronunciar invariable e incansablemente te inspire y te dé paz y felicidad. Haz tu trabajo en silencio y a veces en secreto, para que no malgastes tu sagrada energía y tus metas las puedas cumplir en lo posible porque hay ojos y oídos indiscretos que no siempre respetan el silencio. Eso sí es muy importante pero también no te preocupes demasiado si algún día no estás a la altura de tus propósitos y talentos. Lo demás sigue a este reiki de oro y por ello haz como la chicharra que hace ruido sólo cuando va a llover. Cúbrete, templa tu mente, zúmbate y apunta arriba, siempre arriba, al entrecejo, al corazón, al ojo cosmológico.

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