martes, 23 de junio de 2009

Hoy lunes vinieron Pentecostés y Epifanía a tocar la Puerta de la Parusía que estaba abierta

La Puerta de los Ángeles del Éxito: Los Serafines. En medio del círculo de luz dos áreas blancas de futura luz alba crística: Sudamérica y la Antártida, con un punto magenta en Venezuela. Nada es casual en el mundo angélico. Del libro de Elizabeth Clare Prophet. Fuente: http://www.mind-surf.net/puerta8c.htm

En esencia creo que el problema de todas las religiones en nuestro planeta no ha variado una iota. Desde que los inmortales que vivían en la Tierra millones de años atrás, en una época de la que ni siquiera hay recuentos y testimonios materiales, se degradaron, es decir, cayeron dimensionalmente, y se volvieron mortales las religiones, en especial las más avanzadas, sofisticadas y notables o dominantes han tratado de que los mortales regresaran al estado primevo, glamoroso e iluminado que sus lejanísimos antepasados conocieron antes de que perdieran su Paraíso, Felicidad Simbólica y Estado Extático. Pero ya han pasado varios millones de años más y en resumen nada ha cambiado. Los terrícolas siguen siendo mortales, tampoco son capaces de ser realmente dichosos, confunden la leche con la magnesia, creen que el progreso se logra con violencia, homicidios, represiones, guerras sin fin y una incalificable secuencia de sentimientos, emociones, ideas y actos tan contradictorios y conflictivos que parecieran no acabar nunca y los dejan exhausos y desalentados. Todas las religiones han sido un fracaso, todos los sistemas filosóficos en el fondo no han servido para nada, todas las pesudoconquistas sociales, científicas, artísticas, bélicas no han podido darle aún al ser humano un piso sólido, un techo a su alcance, una dimensión que le plazca y satisfaga de un todo, lo que en resumidas cuentas es bastante triste y descorazonador. Y lo peor es que una y otra vez los humanos han repetido los mismos ensayos, pero con diferentes nombres y parejas en distintas épocas y en disímiles situaciones, cometido los mismos errores invariablemente, sin darse cuenta aparentemente, sin siquiera pararse en seco para rectificar, como si tuvieran que dar vueltas y vueltas sobre sí mismos en un callejón sin salida que los vuelve locos y los desespera. ¿Podrá algún día el humano salir de su hueco negro, dejar su cueva o catacumba, ver sus aspiraciones y anhelos realizados en sana paz? ¿Podrá ser feliz, feliz de verdad, sin tener que pisar su vecino, darle la espalda a su hermana, traicionar sus ideales? ¿Por qué es que todas estas religiones, reglas, leyes, doctrinas e ideales no han podido ayudarle a recuperar lo que perdió y, más triste todavía, lo que constituía para él su esencia de vida, su hálito, su respiración, su razón de ser? ¿Acaso falló, acaso eran insuficientes estas religiones, acaso éstas estaban completamente equivocadas o no poseían la ciencia, la cura, el poder de la inmortalidad y la felicidad eterna?

Creo que la venida del cristianismo, dos mil y tantos años atrás, y muy posiblemente prefigurados en tiempos de la XVIII dinastía egipcia, desde su inicio hasta su fin, por poco nos puso a un paso de conseguir el milagro, el prodigio, la transformación y transmutación de todos los valores. En verdad que lo creo. En realidad poco importa que la religión cristiana fue la mayor invención, el mito más grande y poderoso que mentes algunas llegaron a diseñar, tejer, armar y orquestrar, poco importa que fue una gigante alucinación urdida, configurada y manejada bien y mal, con amor y resentimiento, con sinceridad y honestidad así como con revanchismo e intolerancia. Poco importa si Jesucristo nunca vivió ni murió crucificado o fue sustituido por otro en Jerusalén en tiempos de Roma. Poco importa. Poco importa si el Nuevo Testamento está lleno de falsedades, exageraciones, desproporciones, embustes y toda una sarta de ilusiones y espejismos. Poco importa si la Iglesia Gnóstica vio la luz y la verdad mientras que un Irineo estaba más perdido que una cabra. Ya pasó. Lo que he sacado de toda esta tragedia y bufa mística y religiosa, acaecida en Egipto y en Palestina, es que por una suerte de acontecimientos y creencias que se encadenan con otras acaecidas en épocas anteriores y en tiempos arcaicos, históricos, míticos, etéricos y de una espiritualidad extraordinaria, se llegó dos mil años atrás a una confluencia, convergencia, amalgama y fusión de ideas, creencias, actos, que sin querer, como si repentinamente un remolino colosal juntara todo y la Voluntad Divina quisiera que a partir de allí surgiera una gran revelación o apocalipsis que propiciara algo tremendo y a la vez revolucionario que fuera a cambiar todo, absolutamente todo, probable y eventualmente. Esta idea nueva recorrió gran parte del mundo antiguo y con el tiempo su germen se fue propagando a todas partes, aumentando su caudal con el paso de los años, impregnándose de más color, ardor y sabor con el aporte de nuevos ingredientes de todos los tipos, cualidades y orígenes. ¿Podría esta nueva idea, en esencia ecuménica, convertirse en Religión, pero a años luz de lo que las antiguas religiones fabricaron con hierro, metal y rabia? El Espíritu me dice que sí. ¿Podría este nuevo viento solar barrer con todo el mal y el abuso cometidos previamente? ¿Podría él unirnos de veras sin que tengamos que recurrir a las armas, los holocaustos? Tendría que ser un misterio de verdad, no una mentirita más, una ridiculez más, una cochinada más, una barbaridad más, una estanflación espiritual más, o un horror y sacilegio más, que nos hiciera perder la cabez una vez más, nos ilusionara y distorsionara, y finalmente nos idiotizara, aletargara y pusiera a dormir unas cuantas centurias o milenios más como si fuéramos momias y horendos espectros. Porque qué difícil ha sido poner los pies en la tierra y las manos en el cielo, como le dije años atrás a Alonso Gamero antes de partir para New Delhi en misión diplomática. ¡Cuánto ha costado llegar a este instante cuando estamos por alcanzar la transfiguración en masa!

Pienso que las bases del Nuevo Milenio (sin ataduras) se colocaron dos mil años atrás aunque las primeras visiones se dieron en tiempos de José, Akhenâten, Moisés, Nefertiti, Ay y el pobre corderito sacrificado de Tutankhamûn y de quienes siguieron y acompañaron a Juan el Bautista, Jesús, María Magdalena y José de Arimatea, sin olvidar a Apolonio de Tíana. Y como dije poco me importa si éstos y éstas eran de carne y hueso, plasma y espuma, fotón o partícula, etéricos o alucinógenos, visiones estroboscópicas o hologramas iridiscentes, frecuencias o pixeles. Poco me importa y en verdad que importa poco. El milagro funcionó, el premio se dio, el ambiente se ventiló. Se logró lo que parecía inverosímil, antes incomprensible y sobre todo imposible e incierto: dos mil años atrás hubo algo que reunió a cientos de miles de almas en varias partes del planeta, alrededor de Alejandría y Jerusalén, pero también en Mesoamérica, Bolivia, Asia Central, China, Mongolia, y en ciertas islas culturales en el norte de Europa. También en las 4 Esquinas de lo que hoy son los Estados Unidos de Norteamérica. Se plantó una semilla Triple AAA y esa buena semilla está emergiendo de la tierra negra que la albergó durante muchas centurias. Ahora llega el momento de que la semilla se vuelva planta y luego un árbol frondoso y frutal que pueda alcanzar el Séptimo Cielo. La Religión va a tocar nuestras puertas si las dejamos abiertas por supuesto. No puede entrar a nuestros aposentos y nuestra realidades si no le damos la bienvenida. Es un gesto de cortesía. Así de sencillo. Ella será como la brisa que viene a refrescar, acariciar y empujarnos. Dejemos nuestros miedos afuera, dejemos que ellos se transformen, los hemos cultivado demasiado y llegó la hora de que ellos se disipen y vuelvan de nuevo a su origen en el Aire pues son parte de él. Dejemos que casi todo en nosotros y nosotras se desvanezca, disuelva y desaparezca finalmente. Sólo debe permanecer lo que NO PUEDE MORIR, es decir, lo que ES LUZ Y REFLEJOS DE LUZ. No son meras palabras. Hablo de acción, resolución y extremaunción. Debemos convertir nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones y toda la parafernalia mental en luces, en cuerpos de luz, en emisiones de luz, en psiones. Es hora de que pasemos a la ribera de enfrente y eso significa que debemos dejar atrás gran parte de lo que hemos llevado a cuestas con tanto apego y sufrimiento y que nos ha doblado la espalda tanto que a veces pareciera que nos hemos vuelto hormigas y lombrices. No somos nada de esto. Nuestra esencia es lumínica. Fotónica. Electrónica. Es decir, somos la magnificencia del Espíritu que no se quebranta. El Esplendor de la Vida a su máximo grado. La Quintaesencia del Numen Divino. Somos todo eso EN POTENCIA y todo lo que no se puede expresar en palabras, imágenes y abstracciones. El Ser que anida en nuestro interior debe salir afuera, debemos darle libertad, dejarlo suelto, para que su brillo refulgente nos eleve hasta el Reino de Dios que mi amado hermano Jesús nos parafraseó tan a menudo. Quiero que entiendan esto: ha terminado una Ronda de muchas Rondas, una Etapa que debe enterrarse definitivamente, que cumplió su parte que no fue en vano. Sirvió. Eso es todo y ya es mucho. Es un abasto que se pierde en el infinito. Ha llegado el momento de que ustedes suban dimensionalmente, sin temor ni remordimientos, sin tardarse mucho más, porque si lo ansían con todo su corazón y lo atesoran no necesitarán más vivir y morir, morir para revivir, sino que ahora va a entrar como ya dije un nuevo viento solar que los impulsará, guiará y abrirá las puertas del Paraíso. Suelten. Suéltense. Pero para eso van a tener que dejar atrás sus vestimentas viejas y volver a ser como niños y niñan recién venidos al mundo. Deberán desnudarse y hacer el amor con todo el Universo. No lloren. No hay porqué llorar ni gemir. No más despecho. No hay nada qué perder. Dejen atrás su paquete, su rollo, hasta su bola de cristal, porque ya no hay más nada que buscar, adivinar e inventar, y cuando sientan que se van, sin tener que morir más, que reencarnar más, que parar su tráfico personal un tiempo más y otro más, busquen adelante, vean de frente, y serán lo que siempre, en sus momentos de mayor desdicha y desconsuelo, congoja y soledad, anhelaron ser: ¡seres incólumes de pura y bienaventurada luz sin igual! Y, si experimentan eso, la Navidad cotidiana, sabrán que ya no hay más Tiempo o Devenir. Sólo Fuente. Al fin habrán conseguido en un santiamén belleza y juventud, un presente y un don divino tan duro de conquistar antes cuando pensaban que lo hermoso y fresco no estaba en las flores que son ahora porque lograron despertar de ese sueño de millones de años que los tenía aprisionados, como clavados y pegados a un madero que no los dejaba para nada ni para reir a carcajadas. Dios os ama y Dios es nuestro Capitán Maravilla. ¡Que Âtén los bendiga ahora y de aquí en adelante! Id en paz y dejáos ir.

Es tarde, pasada la medianoche. Suenan los timbales. Vamos a entrar en el recinto sacrosanto del sol de medianoche donde reina mi querido Osiris con su camarilla de oficiantes dedicados a proteger, cuidar y asegurar una eventual recuperación a todas las almas que realmente desean evolucionar y prosperar. Ya estamos desmarcándonos del solsticio vernal cuando el sol llega a su máxima altitud diurna en el hemisferio norte para trasladarnos a un nuevo aniversario. Me contenta mucho saber que mi amigo Steve Jobs está mejor. Lo admiro enormemente. En fin, os deseo salud, fuerza y unión. Asimismo, una buena dosis de integridad, solidaridad, magnanimidad y genuina compasión. Nadie puede hacer por nosotros y nosotras lo que debemos realizar; pero juntos, con paciencia y perseverancia, iremos más rápido, más lejos y mucho mejor. Es cuestión de poner en práctica toda la sabiduría acumulada durante millones de años en diferentes partes del mundo y en un campo unificado altamente vibrante y acústico integrar todas estas energías poderosísimas, hacerlas más coherentes e integradas que nunca, subir el clima y la temperatura de comprensión y motivación a niveles y decibeles real y verdaderamente extraordinarios, que puedan ser asimilados y bien recibidos por grandes y chicos, sin discriminación de ninguna especie, para que el planeta pueda dejar atrás etapas superadas y francamente desfasadas y anacrónicas. Sé que es una tarea que necesitará esfuerzos sobrehumanos pero, caray, éstos son los únicos que nos pueden poner en la mira del UNO SIEMPRE UNO. Amor y Paz.

Caracas, 22-23 de junio del 2009

1 comentario:

pakito dijo...

una epifania es cuando de verdad ves el universo en todo su esplendor y belleza y tu de repente lo comprendes TODO